miércoles, julio 3, 2024
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El arte de engatusar

Severo Cruz Selaez

La demagogia ha desbaratado la unidad nacional. Ha reavivado el enfrentamiento de ricos y pobres. Ha marcado el retroceso. Ha profundizado el regionalismo, entre oriente y occidente. Ha frustrado los propósitos de desarrollo sostenible. Ha promovido la adversidad, que recayó sobre los más humildes. Ha sembrado cizaña, odio, zozobra e incertidumbre entre la población rural y urbana. Esas son acciones propias de la demagogia.
Por la demagogia continuamos siendo un país atrasado, pobre, pese a sus recursos naturales. Exportador de materias primas. Hasta que se agotaron, para desgracia nuestra, algunas de éstas. Como el gas que colapsó, con resultados funestos para la economía. A raíz de este hecho hay escasez de divisas y combustibles. La incertidumbre vuelve a apoderarse de la ciudadanía. Nuestra esperanza es el litio, con mucha competencia en la región y el mundo. Pero no sabemos, a ciencia cierta, si reportará los mismos ingresos del gas, de la época 2006-2014, que marcó la bonanza económica. “Hace algunos años, Bolivia hacía exportaciones de materias primas con altos precios y pudo acumular reservas en dólares que permitían la importación de máquinas, repuestos, alimentos, etc. Esas reservas económicas llegaron a 15 mil millones de dólares” (*).
La demagogia es el arte de engatusar, de hablar “bonito”, ante una multitud ignara, para cosechar aplausos y vítores. Que genera falsas expectativas, en tiempos de vacas gordas y de vacas flacas. Que ofrece el “paraíso” en la tierra, a los más desfavorecidos. Que se aprovecha de incautos, para sus fines particulares. Que falsea la verdad, a fin de crear climas propicios para sus intereses. Que causa frustración y desesperanza, pues jamás ha cumplido con esos objetivos. Que siempre ha incumplido promesas. Ello se ha visto desde que la democracia fue restituida. el 10 de octubre de 1982. Situación que se agudizó en los últimos años.
La demagogia hizo de Bolivia un país inviable, sin salidas oportunas ente sus problemas más apremiantes. Un país empantanado por las frecuentes movilizaciones, bloqueos y convulsiones sociales, “hasta las últimas consecuencias”, como reiteraron quienes promovieron tales hechos. Ha generado, asimismo, inestabilidad política, en desmedro del sistema de libertades. Inclusive algunos gobiernos, electos democráticamente, tuvieron que levantar las manos ante la intransigencia demagógica. Ésta siempre ha ganado, el país siempre ha perdido.
La demagogia ha encarcelado a quienes pensaban diferente. Ha perseguido y amenazado a quienes no coincidían con su tendencia político ideológica. Ha dado vía libre a los que pretendieron perpetuarse en el Poder. Ha echado al ostracismo a muchos compatriotas. Posiblemente éstos son los más “peligrosos”, en democracia, para ella.
En suma: he ahí un reflejo de la demagogia, que se impuso en todos los tiempos.

(*) “La falta de divisas empeora la crisis”. EL DIARIO, La Paz – Bolivia, 19 de mayo de 2024.

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