lunes, julio 8, 2024
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Candente agitación política en el Congreso

La profunda crisis política actual en Bolivia –que mostró una gran escalada el pasado jueves– es consecuencia del frustrado movimiento político del año 2019 que, pese su éxito momentáneo, con un gobierno transitorio, no dio soluciones y, más bien, prolongó el anterior estado de cosas. Es más, la restauración del régimen del “proceso de cambio” no hizo algún cambio profundo, acentuando aún más los problemas que había creado desde que el MAS llegó al poder en 2006.
La presente crisis política en desarrollo se agudizó en meses recientes y terminó de estallar en la Asamblea Legislativa la noche del jueves, cuya sesión en sus detalles es conocida, pero que en forma general tiene un significado concreto, que se expresa como el comienzo de una situación política convulsiva. Y las contradicciones que eran arrastradas hasta entonces, se han convertido en duro antagonismo que, a diferencia de las controversias que se arreglan pacíficamente, en este caso ahora solo se desarrollan por vía de la violencia o formas parecidas.
Lo ocurrido en este último episodio, además de su profundidad política, derivó en un acto violento, cuando uno de los sectores en confrontación, el ala arcista del MAS, hizo apagar las luces, rociando el ambiente con agua y anunciando la fumigación del recinto. Mostró en pequeño el estado político en que se encuentra el país. Es decir, la división entre tendencias oficialistas y opositoras que tratan de ir, unas por el lado democrático y otras por el populismo desfasado.
Lo ocurrido en esa oportunidad, no solo fue un hecho aislado, sino que es parte de un proceso en marcha y que no se podrá detener a no ser que surjan soluciones de fondo. Pero el proceso político actual es tan espontáneo como los anteriores y marcha a ciegas, por lo cual será llevado a situaciones muy difíciles e inclusive a su fracaso, lo que volvería a poner al país en el círculo de empantanamiento y muchos años más de desorientación, retroceso e inclusive poniendo en riesgo la vida de la nacionalidad.
Esa situación política ocurrida en la Asamblea Legislativa no es nada más ni nada menos lo que ocurre en todo el país y es producto de los últimos veinte años de ejercicio de una ideología populista que condujo al Estado Plurinacional al fracaso. Por ello ahora el Parlamento otra vez está en un callejón sin salida, y ha puesto al desnudo el estado ruinoso en que se encuentra la sociedad boliviana, por el desorden establecido desde 2006.
Ante la ostensible crisis general que vive Bolivia en estos momentos, cuando hay un abismo entre el pueblo y el gobierno, así como cunde la desorientación política y proliferan grupúsculos de politiqueros y politicastros, lo que se plantea es mantener la serenidad, no practicar la acción inconsciente, encontrar una línea de conducta positiva.
Reiteramos que el candente asunto de la imposibilidad de realizar la elección de magistrados vía sufragio universal ha quedado atrás y hay una candente escalada de agitación política debido a la decisión, legal o ilegal, del actual presidente del Senado para, asumiendo el título de vicepresidente del Estado Plurinacional, llamar a reunión de Congreso, aprobar leyes y otros.

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