En forma sistemática, los mercados públicos han venido disminuyendo la oferta de productos nacionales, para sustituirlos con otros llegados por contrabando de países vecinos, en grandes cantidades y altos precios. Tal situación fue advertida a las autoridades nacionales, indicando en forma concreta que ese fenómeno empeoraría y que era imprescindible adoptar medidas de urgencia para que no se agrave. No solo fueron señaladas anteriormente, en otras notas editoriales, las causas de ese problema y las soluciones que se debió adoptar. Sin embargo, pese a la insistencia, durante varios años, para que sea encarado ese problema, las autoridades hicieron oídos sordos y el peligro fue creciendo, hasta que estalló en meses recientes.
En especial, se remarcó que esa paulatina desaparición de alimentos de la canasta familia no era solamente obra del gobierno actual, sino que había sido heredada esa situación y se llamó la atención al Ministerio de Tierras y otras entidades para que reaccionen a tiempo, antes de que se produzca un estado de gravedad.
Es más, se señaló a esas autoridades que no solo se venía una crisis alimentaria por el fracaso de la costosa política oficial que nos daría la “Seguridad Alimentaria”. Así mismo se invocó a los parlamentarios para que tomen cartas en el asunto, demanda que cayó en saco roto, pese a la relevancia de su contenido.
Por otro lado, un viceministro ha querido dorar la píldora del malestar público, reconociendo la existencia de la falta de alimentos, sus altos precios y el ingreso de productos desde países vecinos, declarando que el problema es temporal y se resolverá en breve y que no faltarán artículos de la canasta familiar. Sin embargo, se debe reiterar que esa apreciación es falsa, pues será difícil recuperar la normalidad.
Al respecto, cabe señalar que ese viceministro es parte de una burocracia insensible y satisfecha. Y que algunas medidas secundarias adoptadas por el Ministerio de Tierras no tendrán efecto, debido a que está empezando el invierno y durará hasta fines de agosto. Es más, por más medidas que se le ocurra a dicho Ministerio, no se producirá más papa y se tendrá que depender de la producción agrícola de países vecinos como Perú, que ahora también abastece a Argentina con varios alimentos.
En todo caso, la crisis de alimentos adquiere gravedad porque nuestros campos están abandonados, solo hay producción de coca en ascenso y no se soluciona el problema de la tierra, creado por la política agraria del MAS e impuesta por vía constitucional.