sábado, julio 27, 2024
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Recuperar la paz social es una tarea urgente

El deseo ferviente de la mayoría de la población, que no vive de la politiquería, es desarrollar sus actividades diarias de subsistencia en un ambiente de tranquilidad social. Pero, lamentablemente, desde el año 2006, cuando el MAS llega a gobernar el país, han proliferado problemas de toda índole. Recordemos que, al comenzar la gestión de ese régimen populista, por la comercialización de gas hacia el Brasil y la Argentina, principalmente, llegaban ingentes cantidades de dinero que, de ser administrado correctamente, nos hubiera permitido contar con fondos para solucionar problemas como los que ahora afrontamos.
Sin embargo, prevaleció el derroche de recursos económicos del Estado, particularmente para favorecer a los adeptos al masismo, propiciando reuniones y viajes insulsos, adjudicando numerosas obras sin planificación y que por deficiente construcción hoy están en ruinas. Además, se procedió a crear empresas estatales por doquier, a fin de dar ocupación a militantes del MAS, sin que se haya tomado en cuenta, en la mayoría de los casos, la preparación académica o técnica de los nuevos funcionarios, sino su “labor sindical”, es decir, lo que hicieron en las calles para apoyar al gobierno de turno.
También la corrupción fue creciendo hasta niveles alarmantes, como en el caso del Fondo Indígena, sin que se sepa de manera definitiva si han sido recuperados los recursos económicos malversados y que debían servir para apoyar a los productores agrícolas. Ahora por falta de apoyo en cuanto a provisión de insumos y maquinaría a los agricultores, en los mercados nacionales se observa cada vez mayor cantidad de alimentos que ingresan de contrabando y que antes eran producidos en zonas rurales.
A esos y otros problemas hoy se suman los enfrentamientos entre arcistas y evistas que se acusan mutuamente de hechos de corrupción, sin que, empero, sean iniciadas investigaciones para sancionar a los culpables. Por ello resulta difícil creer que se trate de una división real y no de una estrategia para que uno de sus líderes sea elegido para gobernar en los comicios de 2025.
Asimismo, siguen las protestas de sectores como gremiales, transportistas, maestros, médicos, pobladores rurales, por varios asuntos, como la escasez de combustibles, dólares y medicamentos, la decisión gubernamental para imponer la jubilación forzosa, pero que no incluye a políticos, las restricciones aduaneras, etc., etc.
Lo peor es que las soluciones son dilatadas esperando que se cansen de reclamar los sectores descontentos o se inicia conversaciones con grupos de afines, porque en muchas organizaciones sociales hay dos cabezas, una de ellas de inclinación hacia el oficialismo. Por ello, cada vez son más frecuentes los paros de actividades, las marchas de protesta en las calles o, finalmente, los bloqueos de caminos que afectan a los sectores productivos.
En consecuencia, solo queda la esperanza de que surja un nuevo gobierno que verdaderamente se empeñe en devolver la tranquilidad al país.

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