domingo, julio 7, 2024
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Decenio oceánico mundial 2021-2030, ¿y Bolivia?

Víctor Hugo Rodríguez Torres

Anualmente, el Día Mundial de los Océanos es ignorado por nuestro país.
En su dramática historia, Bolivia registra transidas fechas respecto a su antiguo patrimonio marítimo: 14 febrero 1879, invasión a Antofagasta; 31 enero/1905, sumisa entrega del Litoral aprobada por el “Sí” congresal; 2018-S21, pérdida judicial en La Haya, por incapacidad del Capitán General, quien “dirigía la política internacional” (Artículo 172 CPE).
Fue echado por la borda el imperativo que durante décadas pareció ser encíclica, de “recuperarlo es un deber”.
En la memoria patriótica no emulada, en 1967 fue realizada en Montevideo, la 2ª Cumbre Presidencial Americana. El Temario Oficial no consignó la exigencia de Bolivia para tratar nuestro enclaustramiento. Consiguientemente, el presidente René Barrientos no asistió. El país lo aplaudió.
Hoy, ante la manifiesta declinación nacional, la recomposición promarítima que seguramente repiquetea en el ánimo y sensibilidad de incontables connacionales, cuyo engranaje cerebral en procura de replantear el tema, tendría que ser incumbencia irrenunciable de la juventud, impele soltar amarras, adentrarnos en su conocimiento, escrutar los saberes marítimos, a tono con los avances y transferencias tecnológicas y ciencias futuristas inherentes y, aún, sin periscopio marino, no encallar en la sublime causa.
“Oid el Latido del Mar”, dice el escritor Jorge Molitz.
La Asamblea General de la ONU, encomendó a la Comisión Oceanográfica Intergubernamental de la Unesco, trabajar a nivel mundial para brindar a las naciones ÚNICA oportunidad en la vida, aplicando el “Decenio de la ONU de las Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible, período 2021-2030, a fin de lograr el océano que todos compartimos y que necesitamos para el futuro que queremos”.
Propició un foro especializado, naturalmente, sin que sepamos si Bolivia, abrió la boca, participó o no.
Dada nuestra inexperiencia en el entendimiento de los quehaceres oceánicos, la Convención del Mar, vigente y aprobada por la ONU en Montego Bay, Jamaica en 1982, no margina a nuestro país de hacerse al Pacífico y mares, en el intento de recalar en diversos puertos.
La experta científica Sue Barrell, subraya que “mayor conocimiento en ciencias oceánicas, propiciará comprensión y modelización del sistema terrestre para beneficio humano, estén donde estén”.
La pertinaz insolvencia que manda en Bolivia, sumada a su incuria por la investigación con ciencia, acentúa la despreocupación del poder político –sans soucí– acerca de los enciclopedismos oceánicos. Con arrasadoras guerras en el momento y otras en puertas, cuando sin contrapesos, Latinoamérica se ladea a estribor, así y todo, el mundo aborda alentadores compartimentos geo marítimos, cuya trashumancia sentimental los bolivianos no debemos aflojar.
Lo universal: Por la trascendencia que implica para el futuro integrador en el planeta, la habilidosa influencia internacional del Perú, –cuyo Everest diplomático fue Javier Pérez de Cuéllar, Secretario General de la ONU– dicho país se las trae para noviembre/2024, con la organización-realización del Foro Económico Asia-Pacífico (APEC), que prevé reunir a 21 mandatarios de Estados ribereños pertrechados sobre 71 millones de Km2, en aquella Cuenca y aguas oceánicas, concitándose el país vecino como Centro de Atención Mundial, con la premisa “Empoderar-Incluir-Crecer”.
Participarán como Observadores, Suiza y otros Estados sin costas marítimas.
La inclinación geográfica-natural-histórica de Bolivia hacia el Pacífico, y en nuestro derecho a la oportunidad 2021-2030, debe incorporarnos a los procesos oceánicos –importantemente APEC–, eje vertebrador con la vecindad mundial.
Tenemos inmensurablemente que ver con el Pacífico, para que Bolivia sea más fotogénica, reanimando nuestros signos vitales oceánicos.
Aún es posible poner a salvo la inmarcesibilidad presencial portuaria.
Nuestra “política exterior”, abrumada por su falta de interlocución diplomática, ¿estará empapada en todo esto?

El autor es periodista – abogado.

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