miércoles, julio 3, 2024
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Ineficaz represión al contrabando

Uno de los principales males que afecta a la industria nacional es el contrabando, que ha crecido de manera alarmante desde hace aproximadamente veinte años, cuando el país pasó a tener un régimen populista de gobierno. Desde entonces hubo poco control en fronteras al ingreso de productos y mercaderías de diversa índole, como ropa usada, alimentos, fármacos, motorizados de segunda mano y otros.
En el caso de los vehículos llamados “chutos”, incluso los gobernantes de entonces declaraban su beneplácito porque en zonas rurales cada vez más gente podía adquirirlos por sus precios bajos. Por ello el parque automotor creció en forma gigantesca, al mismo tiempo que la demanda de combustibles. Pero como era la época de vacas gordas, cuando el país recibía gran cantidad de dinero por la venta de gas a países vecinos, dicha bonanza no dejaba ver problemas futuros, como ahora la escasez de dólares, de gasolina y diésel.
En cuanto a la ropa de segunda mano, hoy vemos cada vez más tiendas, hasta en el centro de la ciudad, donde se la ofrece con precios módicos. Y no obstante que algunos analistas consideran que el contrabando ha permitido a gente pobre proveerse de tales objetos, el costo para la industria nacional es alto, pues muchas fábricas han tenido que reducir sus operaciones o cerrar sus puertas, aumentando al mismo tiempo la cantidad de gente sin empleo.
En cuanto a los alimentos, basta recorrer los mercados de abasto para darse cuenta de que cada vez son menos los productos nativos y abundan los de procedencia extranjera. Y es que muchos campos de cultivo han sido abandonados porque los agricultores no han recibido todo el apoyo que requerían para seguir produciendo. En consecuencia, gran cantidad de agricultores emigró a otros países.
Y ahora que por la crisis económica actual se advierte escasez de alimentos y una subida de precios que afecta a la magra economía popular, desde el gobierno se intenta aplicar medidas, por ejemplo, ante el llamado “contrabando inverso”, que significa la salida de productos nativos a países vecinos, donde se ofrece mejores precios por ellos.
Al respecto, llama la atención que una autoridad encargada de combatir al contrabando haya declarado recientemente que por “vacíos legales” no se puede regular el tránsito de alimentos nacionales en zonas fronterizas. Añadió que dicha normativa está en proceso de aprobación. Pero el contrabando de toda índole no es un problema nuevo y ya debería haber no solo normas bien elaboradas al respecto, sino una lucha eficaz contra este mal. Lamentablemente, en los últimos años no hubo voluntad política para encarar tales problemas.
Y ahora, cuando “las papas queman”, es dudoso que, con la participación de fuerzas militares, organismos de control estatales e inclusive organizaciones de campesinos, se pueda hallar soluciones duraderas, porque el contrabando mueve cantidades millonarias de dinero y encontrará medios para seguir con sus actividades, favorecido por un régimen de gobierno más propenso a hostigar a las empresas formales.

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