El país requiere oportunas soluciones

Cada vez que un partido político llega al Gobierno, lo primero que espera la población es que los problemas urgentes sean examinados con detenimiento para que sean halladas soluciones y corregidos los errores cometidos por anteriores gobernantes. En fin, siempre hay mucho por hacer. Se trata de iniciar acciones constructivas y erradicar el desinterés por el bien común y la falta de respeto a los derechos humanos. En consecuencia, autoridades nacionales y partidos políticos, tanto del oficialismo como de la oposición, tienen que ver el panorama de lo bien que se haya hecho, lo que requiere corrección y lo queda por hacer. Todos ellos tienen la responsabilidad de encarar los problemas que afligen a la mayoría de la ciudadanía, sin enfrascarse en posiciones irracionales que a nada bueno conducen.
Lamentablemente, esto no sucede actualmente, pues proliferan las pugnas entre arcistas y evistas, agravadas porque se acusan mutuamente de varios delitos, sin que se proceda a una inmediata investigación, lo que sí pasaría si las denuncias fueran sobre sectores de oposición, en cuyo caso, algunos ya estarían en la cárcel, con “detención preventiva”.
Mientras tanto, aumenta la cantidad de conflictos, particularmente por temas como la falta de dólares, combustibles, alimentos, fármacos, o por la intención de dar curso a la “jubilación forzosa” a los 65 años, medida que, sin embargo, no afectaría a políticos, etc. A esos problemas se añaden otros, como el agotamiento de reservas de gas, principal fuente de ingresos económicos para el país, la disminución de las reservas monetarias del país, el exasperante avance lento de proyectos como el relacionado con el litio, la sangría económica que implica mantener a empresas estales deficitarias, el crecimiento del contrabando en desmedro de la industria nacional, el aumento de la pobreza, del desempleo, etc.
Por lo mencionado, los partidos políticos no solo deben esmerarse para lograr el poder, sino demostrar su capacidad para atender todo lo que es urgente y corregir lo que se haya hecho de manera equivocada. Todos los actores políticos están obligados a buscar lo mejor para el país, en caso contrario solo entrarían en la categoría de politiqueros, es decir de quienes solo quieren ocupar cargos públicos para favorecer sus intereses mezquinos. Hasta ahora los políticos, con pocas excepciones, se han dedicado unos a mostrar sumisión ante los gobernantes y otros a condenar lo que hagan las autoridades. En fin, olvidan que fuera del ámbito político, millones de bolivianos esperan soluciones para los problemas que los agobian, como la falta de oportunidades de trabajo, los atentados contra la propiedad privada, el acoso tributario a empresas formales, los bloqueos de caminos, etc.
Cuán bueno sería que los políticos dejen de lado las mentiras, la propaganda, el afán de figuración y obren en servicio del pueblo. Además, que sean ejemplo de virtudes y principios y no protagonicen espectáculos grotescos que empañan la imagen del país.