La informalidad ya es un problema en la región Latinoamericana y en cada país los efectos son distintos, pero economistas manejan que la desindustrialización sería una de las causas; sin embargo, en Bolivia el capitalismo de Estado sería el responsable, que no permite el aterrizaje de inversión privada.
El empleo informal es un problema particularmente grave en América Latina, donde poco más de la mitad de la fuerza laboral se desempeña en la informalidad. Trabajar en la informalidad augura pobreza pues el empleo informal se caracteriza por un salario inestable y bajo, así como la ausencia de derechos laborales, de acuerdo a la reseña del documento: Desindustrialización prematura e informalidad laboral en América Latina, escrito por Jorge A. Casarreal P., Moritz Cruz, Isaac L. Sánchez J.
“Resulta fundamental investigar sus causas y determinantes. En esta obra, con base en el modelo de desindustrialización de Kaldor, se propone que el empleo informal se explica por la desindustrialización prematura. Usando datos del período 1989-2017 para una muestra de países latinoamericanos (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, México, Perú y Venezuela), y empleando técnicas econométricas de panel de datos, se demuestra que en dichas economías la informalidad laboral se explica por la desindustrialización prematura. Este resultado sugiere que deben promoverse políticas dirigidas a la reindustrialización para alentar el crecimiento manufacturero y el empleo en el sector formal”, señalan.
La evolución del empleo informal urbano, entre 1950-1980 aumentó, excepto para el caso de Chile, que registró un decremento; entre los factores que lo explican destacan el proceso de migración hacia las grandes ciudades y la incapacidad de absorción por parte de las actividades productivas formales. Los países seleccionados de la muestra experimentaron importantes tasas de crecimiento promedio anual durante el período 1950-1980: Argentina, 3.5%; Brasil, 7.1%; Bolivia, 3.6%; Chile, 4.4%; Colombia, 5.3%; Costa Rica, 6.5%; México, 6.2%; Perú, 5.2%; y Venezuela, 6.3%, según información de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), mencionan los autores del documento.
Escenario económico
El último informe macroeconómico elaborado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), estipula una panorama complejo y de grandes retos para los países de la región en temas fiscales y monetarios, donde por ejemplo son cautos respecto a los tipos de interés de sus bancos centrales, los cuales están a la expectativa de lo que haga Estados Unidos, China y Europa.
Respecto a Bolivia, son varios organismos internacionales que proyectan que nuestra economía tendrá un crecimiento menor este 2024, y en años posteriores un mayor enfriamiento, estancamiento, tal vez, y hasta, posiblemente, entremos en un nuevo ciclo recesivo. Lo cual estará en función de la resolución de la escasez de dólares, un tipo de un cambio paralelo elevado, presión inflacionaria, salir de la crónica fiscal y hasta de lo que pase en materia de política nacional y la misma gobernabilidad que haya o no en el país en este 2do. semestre, detalla el presidente del Colegio Departamental de Economistas de Tarija, Fernando Romero.
Mientras el Banco Mundial señala una estabilización del crecimiento, pero a un ritmo débil. “A pesar de la mejora del panorama a corto plazo, las perspectivas mundiales siguen siendo moderadas en comparación con los parámetros históricos”, indica la entidad internacional.
En 2024-25, se prevé que el crecimiento será inferior al promedio de la década de 2010 en casi el 60% de las economías, que comprenden más del 80% de la población mundial. Predominan los riesgos a la baja, como tensiones geopolíticas, fragmentación del comercio, tasas de interés más altas durante más tiempo y desastres relacionados con el clima, describe posibles escenarios que se presentarán en los próximos meses.
Se necesita la cooperación mundial para salvaguardar el comercio, apoyar las transiciones verde y digital, aliviar la deuda de los países y mejorar la seguridad alimentaria. Las reformas fiscales integrales son esenciales para abordar los desafíos que enfrentan los pequeños Estados en el ámbito fiscal, como los problemas que surgen producto de una mayor exposición a conmociones externas, señala el informe del Banco Mundial.
Capitalismo de Estado
El economista Darío Monasterio explica que todas las economías no son iguales, y Bolivia es distinto por el modelo aplicado en los últimos años, capitalismo de Estado, cuya implementación habría provocado un aumento de la informalidad en el país.
De acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la informalidad bordea el 70% en la región, y en Bolivia, según los economistas y organismos internacionales, el porcentaje supera la cifra, llega al 80%.
Según los datos de la Cepal, la informalidad urbana creció en Bolivia desde 1950 a 1980, de 15% a 23,2%.
Monasterio sostiene que la injerencia del Estado en la economía ha provocado mayor informalidad, debido a que no brinda seguridad, no hace cumplir las reglas existentes para proteger la propiedad privada.
Reitera que no hay reglas claras sobre la protección del derecho de la propiedad privada y esta situación provoca que no se respeten a los consumidores ni a productores.
En el caso de la industrialización, señala que no hay incentivos para que las empresas privadas aterricen en el país, sino todo lo contrario se promueve la instalación de compañías públicas ineficientes.
Mientras el trabajo precario crece en el país, el Gobierno promueve un intento de industrialización, con una participación muy fuerte del Estado, y desincentiva al sector privado formal y fomenta la informalidad, reflexiona Monasterios.
Informal
Romero sostiene que el sector privado está cada vez más reprimido por un público creciente, fuerte y hegemónico; las economías sociales o populistas ven al empresariado como un rival y no como un aliado.
“El sector privado genera empleo formal, de calidad, con derechos laborales, seguros sociales, de salud y otros tipos de cobertura, es decir un empleo digno”, asegura.
Lamenta que Bolivia tenga el nivel de informalidad más alto del mundo, provocado por una presión fiscal grande, así como impositiva, lo que promueve una economía y un trabajo informal.
Además, indica que la industrialización en Bolivia es reducida y se evidencia porque casi el 75% importamos productos que consumimos, pues la cifra podría aumentar si se tomará en cuenta los datos del contrabando.
“Un país que no se industrializa, no crece”, resalta y agrega que las empresas estatales deficitarias, la gran parte, compiten de manera desleal con el sector privado.
Por ello, apoya la idea de cambiar la normativa en el país para que prevalezca la seguridad jurídica y se eviten bloqueos de carreteras, que sólo frenan la actividad económica.
Recuerda que 1.000 empresarios fueron a Paraguay, y sostiene que se debe cambiar la normativa laboral e impositiva, así como promover una nueva Ley de Inversiones, para dar las condiciones a la inversión privada, en especial a la extranjera.
Desindustrialización provoca informalidad y en Bolivia el capitalismo de Estado
> El crecimiento del país estimado por organismos internacionales no supera el 2%, mientras el Gobierno proyecta un 3,71%.
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