La tozudez del presidente Luis Arce Catacora para no dar un giro de 180 grados en su política económica y tomar las medidas que el país necesita nos está llevando a la debacle productiva; el sector privado está buscando nuevos espacios para evitar la quiebra empresarial.
El ralentizado sector exportador, que en 2023 aportó al país con el 30% del Producto Interno Bruto (PIB) con la producción del 70% de los alimentos de consumo interno, ahora tiene la mirada puesta en otros escenarios que les permita trabajar con seguridad, entre ellos el vecino Paraguay, que inteligentemente abre interesantes oportunidades para hacer crecer su economía.
Se avecina la migración de numerosas empresas a otros países y a la par el cierre de otras, vienen negros nubarrones sobre la economía del país, tormentas premeditadas por el gobierno de Arce Catacora por su insistencia de imponer su fracasado modelo de economía socialista, sin importarle el costo que pagaremos los ciudadanos de a pie.
El país ha perdido la confianza en el gobierno de Luis Arce y en el MAS porque fracasó su experimento de administración y modelo productivo. Su codicia, sus ambiciones políticas e inoperancia sobrepasaron a las necesidades de generar economía real, a producir más alimentos y retomar la producción de hidrocarburos que desde 2016 está a la baja y en 2024 somos dependientes del 86% de su importación.
La zozobra que ha generado la falta de diésel y la disminuida producción de gas natural de 60 millones de metros cúbicos por día en 2014 a 36 millones de metros cúbicos día en 2023 y con tendencia a bajar a 31 millones de metros cúbicos durante este 2024, deja una profunda preocupación sobre los ductos y tuberías de gas domiciliario que también podrían quedar disminuidos, hasta casi vacíos si no se rectifica la política y leyes sobre hidrocarburos. Entonces, volverían las filas en las calles para conseguir una garrafa de Gas Licuado de Petróleo (GLP).
No es boicot de la oposición, como dice el gobierno, el déficit comercial de 460 millones de dólares, ocho veces más que a abril del 2023, según el reporta el Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), es la equivocada política económica.
Haciendo números a manera de ejemplo, por la falta de insumos que son importados con dólares, sólo en el rubro farmacéutico podría ocurrir la pérdida de, al menos, 2.000 fuentes de empleo, puestos laborales que serían creados en otros países, donde los gobiernos trabajan para dar seguridad jurídica a las inversiones privadas, libertad de mercado e incentivos a iniciativas productivas.
El rubro farmacéutico boliviano, requiere entre 10 y 14 millones de dólares mensuales para el pago de insumos importados, el 99% importados de China e India. La situación es verdaderamente compleja para este gobierno “social-comunitario”.
Al mes de abril del 2024, el país registró un déficit comercial de 460 millones de dólares, superando más de 8 veces al déficit obtenido a abril de 2023, según datos recientes del IBCE, este registro deja al país a punto estallar las alarmas.
Pero la preocupación en las calles va más allá, por el conjunto de desaciertos y conflictos. El descontento social es la mayor señal del profundo deterioro de la economía. Estudios técnico-económicos coinciden en identificar la falta de seguridad jurídica y el modelo de administración como las mayores trabas económicas, esto ratifica el fracaso del plan socio-comunitario del MAS, y supone que el total de su modelo llegó a su fin.
Debe quedar claro, amable lector, que el empresariado privado por sí solo no puede resolver las carencias de la economía interna, como tampoco es su responsabilidad, las respuestas pasan por cambios estructurales en la administración y conformación del Estado.
Mientras el gobierno de Luis Arce Catacora no tenga la hidalguía de admitir el fin de su ciclo económico “comunitario-productivo”, la crisis nos seguirá carcomiendo.
El autor es Diputado Nacional.