viernes, junio 28, 2024
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Pez boliviano recuerda a pueblo indígena en aislamiento voluntario

> Australebias ayoreode es el nombre que científicos dieron a este nuevo pez que se encuentra en el extremo sur del país.

Dentro del bosque Abayoy, considerado casi endémico de Bolivia, en la Chiquitania, hay miembros de un pueblo indígena en aislamiento voluntario: los ayoreos. Se dice de ellos que recorren estos parajes, situados en el interior del área de conservación e importancia ecológica Ñembi Guasu, donde se encontró una nueva especie denominada Autralebias ayoreode.
En ese territorio, caracterizado por su clima cálido-seco, quedan cada vez menos cuerpos de agua, lagunas o charcos. Espacios donde una familia de peces -los rivúlidos- viven en situaciones extremas, ya que en algunos casos, basta con que la hembra desove en un poco de tierra húmeda o barro, para que en una siguiente lluvia, las crías nazcan.
Aún no todas las especies de rivúlidos han sido estudiadas, pero hace cinco años, Heinz Arno Drawert y Carlos Ergueta, investigadores del Museo de Historia Natural “Noel Kempff Mercado” de Santa Cruz, recogían datos de biodiversidad para la creación de Ñembi Guasu como área protegida y hallaron una especie que inicialmente creían, podía tratase de Australebias accorsii.
Esta había sido descrita en 2015, pero tal trabajo tenía poco sustento científico, porque los autores tomaron ejemplares de un solo lugar, explica Drawert a La Región. “Incluso se creía que era una especie no válida, que estaba confundida”.
Tras estudiar nuevamente a A. Accorssi, los expertos redescribieron sus características, y ¡oh sorpresa! hallaron que en sus manos tenían una nueva especie para la ciencia.
UN LARGO CAMINO
Aunque aquello parece sencillo, a Drawert y Ergueta les tomó tres años hacer el estudio. En junio de 2019, cuando vieron por primera vez al pequeño pez, no tenían el permiso correspondiente que otorga la Dirección General de Biodiversidad para colectar o tomar un ejemplar. Únicamente pudieron tomarle fotos de mala calidad y georeferenciar el punto de hallazgo: dos charcos cerca a la frontera con Paraguay. “Determinamos que solo estaban ahí luego de revisar 40 ó 50 charcos en toda la zona”, dice Heinz.
Con la firme intención de volver ya con las autorizaciones correspondientes, los científicos revisaron sus imágenes y ya tenían indicios de que se trataba de algo nuevo. Llegaron a la etapa de determinar a qué género correspondía la posible nueva especie -autrolebias-, pero no avanzaron más. Entre otras cosas, porque casi después de su salida de Ñembi Guasu, el poco estudiado bosque ardió como consecuencia de los incendios de sexta generación que azotaron a Bolivia en 2019.
“Cuando volví en diciembre de 2019 ya no lo encontré (al pez). Carlitos entró también alguna vez y nada. Yo volví en 2020, tampoco. Pensaba que lo habíamos perdido y dijimos: una de las tantas especies que se extingue antes de que se la pueda describir”, afirma Drawert.
Pero en 2021, justo en el mismo lugar donde habían visto a los primeros ejemplares, lograron capturar otros con las autorizaciones correspondientes para estudiarlos. Esta vez anotaron en sus apuntes que las lagunas estaban una a cuatro kilómetros de la otra y eran las únicas a varios kilómetros a la redonda.
COMPARAR PARA
DESCRIBIR
Como la información sobre Austrolebias accorssi era deficiente y solo se encontraba en Brasil, los expertos decidieron ubicar el lugar de dónde se tomó a los individuos de esta especie para reestudiarla. A este procedimiento se lo conoce como hacer una investigación por topotipo. De esa manera entraron al Chaco y encontraron bastantes ejemplares, los pusieron en la mesa junto a la especie colectada en Ñembi Guasu y una tercera, para hacer una comparación detallada.
Gracias a este trabajo, no solo se registró una nueva especie boliviana para la ciencia, sino que se redescribió otra de manera más precisa. Ya con toda la información necesaria, Drawert y Ergueta estaban listos para escribir su investigación, aunque faltaba lo principal: ponerle un nombre al nuevo pez.
ÚLTIMOS INDÍGENAS
“Inicialmente la íbamos a llamar (a la especie) Abayoy, iba a ser Australebias abayoy, pero vimos que esta especie no está en todo el Abayoy, sino solo en una partecita, que es la parte más sur de Bolivia. Y que justo concuerda con el territorio donde están ayoreos en aislamiento voluntario. Son dos o tres grupos que están allá abajo, son los últimos indígenas fuera de la Amazonia y hay vestigios de ello. Nosotros hemos visto cuando estuvimos en la zona, un árbol de donde habían sacado miel. Y la gente del lugar, tenía una sandalia, alguna herramienta de piedra, cosas así. Están ahí y el nombre se debe a que comparten el hábitat con Australebias ayoreode”, cuenta Heinz.
HÁBITAT
Tanto los peces como los indígenas que están en esta zona necesitan medidas de conservación de su territorio o hábitat. En el caso del pez, las lagunas donde fueron hallados por primera vez en 2019, fueron alcanzadas por el fuego. La hipótesis de los investigadores es que los incendios fueron en el corazón de la época seca, entre agosto y septiembre, por lo que los charcos estaban secos. “Y como son rivúlidos estacionales, no había adultos, solamente huevos enterrados. Probablemente esto salvó a unos cuantos al menos, de los huevos, que sobrevivieron al incendio”.
ESTADO DE
CONSERVACIÓN
Ni Austrolebias ayoreode ni Australebias accorssi tienen muy buen augurio si no se trabaja en su protección. Por un lado, A. Accorssi tiene una distribución más amplia, pero está en una zona de expansión de agricultura industrial en el Chaco boliviano. Los cultivos de soya ya llegan hasta los bañados del Izozog, lugar donde habita precisamente.
Del mismo modo, se ha encontrado ejemplares dentro del Parque Nacional Kaa Iya del Gran Chaco, pero esta área protegida ha sufrido incendios en los últimos años, por lo que las poblaciones de peces no logran recuperarse fácilmente.
“Otro tema que complica a las especies es el cambio climático y la temperatura en época seca, define la relación sexual en la siguiente generación. Entonces, si hace más calor, puede ser que nazcan puro machos o puro hembras, y eso sería el fin de la especie”.
Similares amenazas comparte Autralebias ayoreode, con el agravante de que tiene una distribución súper restringida y no tiene poblaciones conocidas en áreas protegidas seguras. Está en Ñembi Guasu, él área protegida del pueblo guaraní, pero la situación legal es bastante frágil e incluso hay un proyecto de construcción de una carretera. “Si esta pasa cerca de los charcos, es el fin para Autralebias ayoreode”, lamenta Drawert.
En tal sentido, A. Accorssi está catalogada como una especie “Vulnerable” a la extinción, y A. Ayoreode, “En Peligro”, la segunda de mayor amenaza antes de “Peligro crítico”. (La Región/Erbol)

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