sábado, junio 29, 2024
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Año Nuevo en Tiahuanacu

Edgar Ruiz Botello

Parte I

 

Antes del Imperio de los Incas (inicio en el año 1197 d.C.), se tiene a la Cultura Tiahuanacota (400 a.C. a 1200 d.C.), cuyas ruinas se hallan a una altura de 3.885 m.s.n.m. y a 15 kilómetros al sureste del Lago Titicaca en el departamento de La Paz, al oeste de Bolivia. Actualmente, aledaña a las ruinas se encuentra la población de Tiahuanacu, de habla mayoritariamente aymara. Tiahuanacu se halla a 70 kilómetros de la ciudad de La Paz.

Según algunos autores, Tiahuanacu fue el centro de la civilización tiahuanacota, una cultura preincaica que basaba su economía en la agricultura, la ganadería y la arquitectura y que abarcó los territorios de la meseta del Kollasuyo, es decir, el Altiplano Boliviano.

Cuando los españoles llegaron a Tiahuanacu, preguntaron el nombre del lugar y los lugareños les decían que significaba “ribera seca” o “Tiahuanacu”; otros afirman que la palabra Tiahuanacu significa “borde o ribera de los guanacos del lago”. Cabe recalcar, que los guanacos son una especie de camélidos sudamericanos.

Geológicamente, sabemos que por “la Teoría de la Tectónica de Placas”, se formó la Cordillera de Los Andes y en Bolivia tiene 2 ramales y entre ellas se formó una fosa tectónica o cuenca sedimentaria endorreica. Por el cambio climático se presentaron en la Cordillera 4 épocas glaciales y 3 interglaciales, inclusive 1 volcánica. De esta manera, la cuenca fue rellenada por material morrénico, llanuras fluvioglaciales y la presencia de lagunas subglaciales. Debido a movimientos tectónicos se presentaron varias fracturas y entre ellas una bastante grande, que fue rellenada por las aguas provenientes de los ríos subglaciales, provenientes del Perú y Bolivia. Es decir, que la formación actual del Altiplano Boliviano y el Lago Titicaca están íntimamente relacionadas a Tiahuanacu.

La magnificencia de la Cultura Tiahuanacota, se expresa en su excelente obra cerámica, con los famosos “queros” (vasos ceremoniales), los huaco-retratos (retrato con relieve de un rostro humano en una vasija), así como los textiles y sobre todo en las construcciones arquitectónicas e hidráulicas. Las ruinas de Tiahuanacu, tienen una gran orientación astronómica, misma que ha sido corroborada por instrumentos GPS geodésicos, con una precisión increíble.

La cultura tiahuanacota, se asume que duró entre los años 400 a. C. y colapsó alrededor del año 900 o 1200 d. C. Se afirma que la población de Tiahuanaco y los campos adyacentes, ascendía a más de 40.000 habitantes. La desaparición de la Cultura Tiahuanacota propiamente dicha, se atribuye a fenómenos sísmicos y posteriores inundaciones, los cuales hicieron que sus habitantes migren a otras regiones.

Los tiahuanacotas eran expertos en agricultura y utilizaban los camellones o sukakollus que eran porciones de terrenos de cultivo rodeados por canales de agua que eran calentados durante el día con el Sol y evitaban las “heladas” o temperaturas menores a cero grados centígrados por las noches, que destruían los tejidos vegetales y así cultivaban la papa, las ocas, quinua y otros productos andinos. Además, para conservar sus alimentos, elaboraban el “charque” (carne salada y seca), el “chuño” (papa deshidratada), la “caya” (oca deshidratada). También elaboraron la “chicha”, bebida alcohólica resultante de la fermentación del maíz que provenía de valles aledaños.

Para su alimentación, abrigo y transporte utilizaban a la llama, alpaca y a la vicuña con cuyo auxilio realizaban viajes a grandes distancias.

Los tiahuanacotas conocían el bronce y para sus instrumentos utilizaban la hematita, el sílex y la obsidiana (vidrio volcánico) para realizar sus trepanaciones craneanas entre otros.

Al presente, se encuentran las ruinas de Tiahuanacu, que son las siguientes: Templo de Kalasasaya (piedras paradas), Puerta del Sol, Templete semi-subterráneo, Pirámide de Akapana y esculturas, entre las que sobresalen los monolitos. Son famosos los monolitos de Bennett, Ponce, Barbado y otros, con formas antropomorfas, llamados así en honor a sus descubridores.

Su composición litológica es de (1) “andesita” (roca ígnea volcánica de Los Andes). Además, se presentan figuras de pumas, águilas, cóndores, víboras y otros. La Puerta del Sol es la ruina más icónica y dio lugar a múltiples interpretaciones, pero la mayoría coincide en que se trata de un calendario, ya que los tiahuanacotas se dedicaban a la agricultura y precisaban fechas de siembra, cosecha y otros.

La cultura tiawanacota comprendía parte del Altiplano boliviano, sur del Perú, norte de Chile y Argentina, con una expansión pacifica fomentada con intercambio de conocimientos y comercio (trueque). Para este cometido utilizaban como medio de transporte caravanas de llamas y alpacas (camélidos sudamericanos). Al presente estos territorios están ocupados en su mayoría por habitantes aymaras que hablan el idioma homónimo.

Con relación a las ruinas de Tiahuanacu, estas fueron visitadas por muchísimos científicos, principalmente arqueólogos que lanzaron diferentes hipótesis. Así Arthur Posnansky (1873-1946), personaje austriaco, nacionalizado como boliviano, era multifacético, investigó las ruinas durante 45 años, publico la obra “Tiawanacu, la cuna del hombre americano” en 4 tomos, presentando excelentes fotografías y afirmando que la Puerta del Sol es un Calendario Astronómico. Con relación a la Puerta del Sol, la misma presenta muchas figuras, que hoy tienen múltiples interpretaciones. Posnansky afirmaba que dichas ruinas tienen una datación de 15.000 años (algo no creíble).

Cabe mencionar que, en la ciudad de La Paz, en la Plaza Tejada Sorzano, frente al estadio de La Paz, existe una réplica de parte de las ruinas de Tiahuanacu, debido a que Posnansky fue autor del traslado a la ciudad de La Paz, al aire libre, del monolito Bennett, de composición (1) andesitica (la andesita es una roca ígnea volcánica extrusiva o efusiva) y la altura del monolito es de 7,20 metros y tiene un peso de 20 toneladas. Esta estela fue devuelta al lugar de origen el año 2.002, para evitar la contaminación ambiental.

Aproximadamente a un kilómetro de distancia de las ruinas del Templete de Kalasasaya (piedras paradas) totalmente amurallado, de la Puerta del Sol y de los monolitos Bennett, Ponce, Fraile, Barbado y otros, se hallan 4 megalitos y otros, observables desde el aire, de (2) “areniscas rojas”, los mismos que son de una roca sedimentaria y todo es denominado como “Templo de Puma Punku” (Puerta del Puma) de grandes dimensiones y cada uno de los 4 megalitos tienen un peso mayor a 130 toneladas métricas cada megalito. Se admira que dichos bloques tienen caras planas, un acabado meticuloso y ángulos rectos y que la unión de estos megalitos es perfecta y no ha sido necesario el uso de argamasas. Además, se observa agujeros perfectos para grapas metálicas posiblemente de cobre.

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