sábado, junio 29, 2024
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Empresas públicas: déficit crónico incurable

En Bolivia las empresas públicas se han convertido en agencias de empleo público. Es decir, organizaciones totalmente improductivas, que generan un déficit crónico incurable. Todo es gasto público desmedido y desenfrenado. Este capitalismo de Estado determina que “el bienestar de una minoría o clase dirigente política, sea producto de la miseria y el sufrimiento de la gran mayoría de los bolivianos”. La necesidad insaciable, por parte del gobierno del MAS, es encontrar nuevas fuentes de recursos naturales, materias primas y nuevos nichos políticos. Este pseudo socialismo voraz, da pie a la búsqueda y conquista de nuevas tierras en el oriente del país y a las guerras políticas de expansión política y económica de los famosos interculturales y las organizaciones del MAS afines a esta lógica de “collanizacion” del país. Este colonialismo de corte masista, que abraza la idea de la famosa “descolonización”, con el fin de colonizar de azul las tierras del oriente boliviano, mediante el tráfico de tierras, el contrabando y el narcotráfico, constituye el secreto del poderío económico del instrumento político y la base real del modelo económico socio – comunitario productivo. Es el negocio de la tierra y la circulación de bienes y productos provenientes del contrabando, cuya actividad está muy relacionada con el tráfico de sustancias ilícitas, mediante la idea de “dejar hacer y dejar pasar”, todo por el territorio nacional. Ser productor de sustancias controladas o territorio de tránsito de lo ilegal, es la esencia de la economía masista.

La cruel rapacidad y el espíritu monopolizador del Estado, hacen pensar ciertamente que los politiqueros de siempre no deberían ser los conductores de este país, Adam Smith decía que: “No puede haber una sociedad floreciente y feliz, cuando la mayor parte de sus miembros son pobres y desdichados”. En este país ineptos cobran millones y universitarios sobreviven con centavos. Todo esto encarnado en el interés propio del partido político y en el egoísmo del jefazo, que se cree insustituible en el poder del Estado. Que se traduce en el sentimiento antisocial de explotación de las necesidades y desgracias de los más pobres y los más miserables de espíritu. Éstos últimos, en esta dinámica de poder, se llaman “funcionarios públicos”. La ley de la oferta política, del poder detrás del escritorio y la ley de la demanda de oportunistas y malos ciudadanos por acceder al servicio público, sin tener capacidad para ocupar cargos, es el caldo de cultivo perfecto para explicar lo que sucede en Bolivia. No hay punto de equilibrio en este mercado de la política. Joseph Fouché decía que en este mercado “Todo hombre tiene su precio, solo falta saber cuál es”. Unos son baratos otros caros, pero lo cierto es que todas las necesidades políticas son satisfechas, traduciendo esta lógica a la acción de las empresas estatales. Como no son productivas y todas son deficitarias, sube indiscriminadamente la inflación y esto afecta a la economía nacional, porque el TGN sigue transfiriendo recursos a empresas públicas, con pérdidas de más de 2.737 millones de bolivianos.

Todas estas lanzan números rojos grandes y muchas fueron financiadas por el BCB y ahora tienen deudas millonarias. Todo por satisfacer las necesidades de empleo de los que viven a costa del Estado. Muchas empresas estatales tienen déficit fiscal, todas fueron creadas en el gobierno del MAS, que es culpable de todo este desbalance financiero, pues éstas no generan rentabilidad, y solo representan un gasto innecesario para el Estado. Generan un gasto público innecesario la Empresa pública Quipus, Transporte Aéreo Militar, Empresa Azucarera San Buenaventura, Empresa Pública Yanacana, Empresa Boliviana de Alimentos y Derivados, Yacimientos de Litio Bolivianos, Empresa Boliviana de Producción Agropecuaria, Empresa de Servicios Aéreos Bolivianos, Boliviana de Aviación, Empresa Boliviana de Industrialización de Hidrocarburos, Empresa Metalúrgica Vinto, Empresa Estatal de Televisión y Empresa Naviera Boliviana.

Todas estas empresas públicas mal administradas están siendo subvencionadas por el Estado. El Fondo para la Revolución Industrial Productiva (FINPRO), se ha convertido en el fondo de inversión de la burocracia ineficiente y la corrupción encubierta. Entidad constituida con recursos de las reservas internacionales. Entonces, si se preguntan ¿por qué las reservas económicas de Bolivia descienden con un ritmo acelerado?, es porque estas empresas públicas deficitarias están sangrando el erario público nacional. De estas empresas públicas fiscalizadas, solo el 20% genera utilidades, mientras el 80% es totalmente deficitaria. Desde el 2005 hasta la fecha generaron una pérdida de casi 600 millones de dólares americanos.

En resumen, este sistema político corrupto, se verá obligado, para mantener sus utilidades, a reducir los salarios y, en última instancia, a despedir a los funcionarios públicos en exceso. Los desempleados pasan inmediatamente a un nuevo volumen de oferta del sistema de clientelismo político. Esos baratos “guerreros azules” se deprecian, tanto más baratos son, cuanto mayor es su volumen, esa es la fuerza de los grupos de choque del MAS. Dicha expansión de la corrupción y la burocracia ineficiente, crea una mayor demanda de parásitos públicos, listos para servir al nuevo amo de turno. Este círculo vicioso debe terminar, para que la deformación profesional en las instituciones públicas desaparezca de una vez. En conclusión: el Estado es un mal administrador.

 

Jhonny Vargas es Politólogo y Docente de Postgrado.            

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