sábado, junio 29, 2024
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Violencia contra adultos mayores

En toda sociedad que avanza hacia un estado de bienestar general, es primordial el cuidado de sectores vulnerables, como menores, mujeres y adultos mayores. Cada uno de esos sectores de la población reciben en países de buen nivel cultural las atenciones necesarias para que puedan desenvolverse en condiciones adecuadas. Por el contrario, en naciones en vías de desarrollo cada vez son más frecuentes las agresiones violentas contra infantes, mujeres y ancianos, lo que lástima la sensibilidad de quienes realmente aprecian a sus semejantes.
Lamentablemente, en nuestro medio proliferan los feminicidios, los vejámenes y asesinatos de menores, a los que se suman los casos de agresiones contra adultos mayores. Lo peor es que los agresores no son solamente delincuentes, sino hasta familiares, llevados por varios motivos, como el machismo, el afán de rehuir obligaciones económicas por paternidad y hasta para apropiarse de bienes ajenos de ancianos indefensos, entre varias causas.
Hace poco en la ciudad de El Alto, en el Distrito 6, una pareja de adultos mayores fue encontrada sin vida, posiblemente debido a un robo, porque tenían una carnicería. Los cuerpos de las víctimas mostraban heridas punzocortantes, lo que revela la crueldad del doble asesinato. En vista de ello, vecinos del lugar piden las investigaciones policiales correspondientes para dar con los autores de tan atroces crímenes. Este caso seguramente se suma a otros de violencia extrema contra personas mayores por parte de malhechores que recorren barrios para encontrar a quienes robar sin que les importe matar para ello.
Por todo ello y considerando que las fuerzas del orden no tienen suficiente capacidad para combatir a la delincuencia, queda que la sociedad en general no se muestre pasiva e indiferente ante los malos tratos a sectores vulnerables. Particularmente ahora que en las calles se observa a más gente pobre pidiendo ayuda, muchos de ellos ancianos, porque el país vive una crisis económica, a pesar de que es negada por el gobierno, mediante propaganda intensa sobre medidas para salir de situación tan delicada, aunque sean solo parciales y de poca duración.
No debemos olvidar que nuestros antecesores son fuente de valiosas experiencias y que, en muchos casos su trabajo durante décadas ha permitido sostener a sus familias. Por eso en su vejez merecen palabras de aliento y consuelo ante sus dolencias. No deberían ser tratados con frialdad o ser aislados inclusive por sus familiares, lo que empeora cuando se trata de quienes no pueden cuidarse como corresponde, por escasez de recursos económicos.
En cuanto al Gobierno de turno, es urgente que asuma medidas para evitar que nuestros adultos mayores sean agredidos, despojados de sus bienes o desatendidos. Además, que ellos no sean obligados a hacer largas filas para ser atendidos en centros de salud pública o que sus rentas sigan siendo magras, al contrario de lo que reciben funcionarios que ocuparon altos cargos gubernamentales. Ojalá que la senectud no sea considerada solo como una etapa de descarte.

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