martes, noviembre 5, 2024
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Año Nuevo sombrío

Álvaro Riveros Tejada

Al despuntar el alba del pasado 21 de junio, considerado por los masistas como el “Willka Kuti” o Año Nuevo Aimara, es justo reconocer que nunca fue tan acertada la premonición o profecía de un ex vicepresidente de la república al advertir que, de caer el gobierno de Evo Morales, el sol se escaparía y la luna y las estrellas también empero, en el reciente encuentro de Tiahuanacu, algo de ese perverso vaticinio parecía cumplirse, ya que los primeros y vivificadores rayos del Astro Rey no llegaron, dejando con las manos en alto al presidente del Estado y a mucha otra gente congregada, en espera de ese milagro cósmico.

La comidilla de la multitud desencantada era que dicho vaticinio ya se habría cumplido, empero, perversamente a la inversa, ya que mientras el sol, la luna y las estrellas permanecieron en el Universo, fueron el nigromante y Evo los que escaparon, al verse descubiertos como autores del fraude electoral de octubre de 2019, apenas un tiempo después de emitir tan horrenda profecía, para luego volver del exilio dorado, a terminar su labor de vendedores de humo.

Ahora bien, es importante señalar la grosera impostura que se nos presenta al utilizar términos del aimara para simbolizar hechos que nunca existieron o simplemente fueron inventados. Comenzaremos por el famoso “Willca Kuti” cuyo verdadero significado es: La vuelta del Sol, que nada tiene que ver con el inicio de un año. Es más, según datos científicos, este pasado 21 de junio de 2024 la Tierra llegó a su posición más alejada del Sol, un fenómeno conocido como “Afelio”, un punto de separación máxima que nos sitúa aproximadamente a 152 millones de kilómetros del Astro Rey. O sea, dos millones de kilómetros más de los 150 millones de kilómetros, que es la distancia normal.

Por lo tanto, aquello de la vuelta del Sol o el “Año Nuevo Aimara”,  no tuvo ni tiene sentido, al igual que la arbitraria edad de 5.532 años, que se le atribuye al mencionado año aimara, que responde a una  astuta componenda  proveniente de una afirmación arrogada a don Arturo Posnansky, dando a Tiahuanacu una antigüedad de 5.000 años, a los que se sumaron los 500 años, transcurridos desde la llegada de Colón a América (de 1492 a 1992) y, a esos 5.500 años se añadieron los 14 años que distaban del 1992 al 2006, año de entronización de Evo Morales al poder en Tiahuanacu haciendo los 5.514. De ahí en adelante se cumplen regularmente, como en este 2024, los 5.532 años.

No se puede negar las dotes de fullería que los “hermanos pachamamistas” ejercen sobre el pueblo desde hace 18 años. En medio de una casi insalvable crisis económica, producto de sus propios desaciertos, como el despilfarro y la rapiña de la cosa pública, se suma un escandaloso subsidio a los hidrocarburos que, con cadencia suicida, nos empuja hacia el abismo. Es justamente en medio de este caos cuando al primer mandatario no se le ocurrió mejor cosa que declararse comunista, soñador de la absurda teoría socialista y partir hacia Rusia para visitar a su aliado, quien odia esas teorías y prefiere parecerse al Zar Putin o al menos, al monje Rasputín.

Producto de tan desafortunada visita, el Zar mandó un barco cargado de petróleo, el cual, luego de atracar en puertos chilenos, es desconocido por los ministros del gobierno pedigüeño, por las funestas consecuencias que traería consigo su recepción, tanto con los gringos, como con la Unión Europea. Triste situación que, al igual que el nada soleado día 21 de junio en Tiahuanacu, presagia un Año Nuevo sombrío.

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