jueves, diciembre 26, 2024
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Entre la ficción y la realidad del país

Mientras la mayoría de la población percibe que la situación económica actual es muy difícil, por numerosos problemas, como el agotamiento de las reservas de gas, cuya venta es la principal fuente de ingresos económicos para el país, la falta de dólares y combustibles, el crecimiento del desempleo formal, la elevación de precios de productos básicos, el crecimiento del contrabando, del narcotráfico, de la minería ilegal, entre otros, las autoridades nacionales recurren generalmente a presentar indicadores económicos que confirmarían que la situación no está tan mal y que “estamos saliendo adelante”.

Sin embargo, los problemas no van a ser resueltos con la presentación de tales indicadores, pues éstos, según expertos, no son exactos para reflejar un desarrollo sostenible. Por ello declarar que la economía nacional está creciendo, cuando los sectores productivos no lo están haciendo, sino solamente los que dependen de recursos del Estado, es cuestionable. Lo mismo se puede decir de la cantaleta de que tenemos la inflación más baja, sin considerar que se debe a la proliferación del contrabando de mercaderías y las subvenciones a los combustibles.

En consecuencia, mejor sería ver la realidad y analizar las verdaderas causas de los problemas actuales que afligen a la mayoría de la población del territorio nacional, dejando de lado ideologías populistas que a nada bueno nos conducirán por sus constantes fracasos. También se requiere contar con gente capacitada para encontrar soluciones que no sean parciales y de breve duración. Solo de esta manera, con objetivos claros, se podrá comprender que, a pesar de contar con abundancia de recursos naturales, Bolivia se ubica entre los países más ineficientes del continente, incapaz de satisfacer las necesidades básicas de su población.

Y es que, por malas políticas de los gobiernos de turno, particularmente desde el año 2006, el país solo ha vivido de la extracción de recursos naturales, como el gas, cuya desaparición se aproxima inexorablemente. Lo peor es que para reemplazarla solo se conoce proyectos fantasiosos, como el aprovechamiento del litio, cuyos planes de explotación le han costado al país millonarias sumas de dinero, sin que los resultados hasta ahora sean positivos. Es que cuando surgen los problemas de toda índole, más abundan los discursos políticos, las medias verdades, sin considerar que la población está hastiada de ellos y demanda soluciones, para evitar marchas de protesta, paros y bloqueos de carreteras, que dejan como saldo enormes pérdidas para los sectores productivos, que son los que verdaderamente pueden contribuir a la pregonada recuperación económica.

Sin embargo, mientras el gobierno de turno continúe con gastos dispendiosos para favorecer a sus acólitos y no brinde condiciones de estabilidad política y social, para la creación de fuentes de empleo formal, apoyando a la industria nacional, muchos bolivianos no podrán salir de su estado de pobreza, a pesar de la propaganda oficialista engañosa en sentido contrario.

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