Debido a la presencia inusual de militares a plaza Murillo la gente se volcó a los bancos y a los cajeros automáticos para realizar retiros de dinero, y el monto alcanzado bordeó los 200 millones de bolivianos, un 1% de los depósitos, de acuerdo a datos oficiales.
Por lo acontecido hubo una sobredemanda de carburantes, generando largas filas en varias ciudades del país. Así también muchas personas corrieron a diferentes centros de abasto para adquirir productos de primera necesidad.