Parte I
El abordaje de un proceso educativo formal, realizado desde la práctica académica de trabajo social, surge de las distintas problemáticas y demandas en los ámbitos individual, social y familiar evidenciadas por miembros de instituciones, a partir del establecimiento de relaciones dialógicas con los estudiantes.
El abordaje teórico-práctico de un espacio social como la escuela implica el análisis de sus principios, sus lógicas, sus prácticas y la idea de saber y formación que a ellas subyacen. El proceso de investigación tuvo, como fundamento, el examen crítico de estos aspectos, a partir de un acercamiento que comprende tanto el conocimiento occidental que es impartido en la educación formal, como la manera en la que los discursos comienzan a producir realidades y a definir a una sociedad en cuanto a su deber ser con base en la homogenización.
El ejercicio del trabajador social en la escuela
Uno de los aspectos que se debe reflexionar sobre el trabajo social en el ámbito educativo es que prevalecen las concepciones ligadas a la adaptación de los estudiantes al medio educativo y no a la transformación de prácticas y relaciones en el interior de las instituciones (Kruse, 1986; Espinosa y Mateo, 1990; Bolívar, 2002). Son las instituciones las que dictan las labores que el trabajo social debe realizar, de manera que no existe un concepto amplio y suficientemente difundido acerca de las funciones, la intencionalidad y la metodología que define el quehacer del trabajo social en la escuela.
Sin embargo, las escuelas fiscales, no cuentan con profesionales de trabajo social, que son fundamentales para conocer la verdadera necesidad de las y los estudiantes y problemáticas de cada contexto.