Al visitar una de las calles de la feria 16 de Julio en El Alto pregunté a una vendedora cuánto cuestan las pastillas de freno para mí vehículo, y la comerciante me respondió, que cada uno está a Bs 15. Retruqué ¿por qué tan caro, caserita? Y ella me respondió, “no hay dólar y puede haber otro golpe, y va a subir más”.
Esta situación refleja que el intento fallido de golpe de Estado no resolverá los problemas económicos de la gente de a pie y que en la población se incubó una psicosis colectiva que consiste en que nada está seguro porque la institucionalidad democrática está quebrantada por la falta de soluciones para los problemas socioeconómicos y políticos. Esta situación tiene sus raíces o sus causas en los siguientes elementos.
El gobierno de Luis Arce, al parecer, no tiene las opciones claras para resolver la falta de dólares para garantizar los bienes que requiere la población con precio justo, debido a que las reservas internacionales netas (RIN) cayeron estrepitosamente entre 2014 y abril de 2024, de $us 15.122 millones a $us 1.796 millones, de los cuales se contaba con $us 139 millones en dólares. A esto se debe sumar el auxilio que le dio la Gestora Pública con la compra de bonos al Banco Central de Bolivia (BCB) y al Tesoro General de la Nación (TGN) por $us 450 millones.
Además, el elevado déficit fiscal que en 2022 alcanzó el 7,2% y se prevé para este 2024 el 7,8% con relación al Producto Interno Bruto (PIB). Si se realiza el cálculo sobre el PIB nominal 2023, de $us 45.460 millones, alcanzaría a un déficit fiscal para este año de al menos $us 3.600 millones. Este déficit está centrado en el elevado gasto corriente en la administración pública, que debe financiar la población boliviana con sus impuestos, la subvención a los carburantes que llegó en 2023 al menos a $us 1.821 millones (Bs 12.678 millones), servicios públicos, los alimentos y los recursos que fueron destinados para la instalación de empresas estatales que, en muchos casos, son deficitarias, como EASBA que ahora opera con una capacidad productiva de al menos el 33%.
Estos factores son los que derivaron en la falta de dólares, con la consiguiente escasez y la creación de un mercado paralelo que se tradujo en el aumento de los precios de varios productos y falta de carburantes en el país, los cuales no serán solucionados con un golpe de Estado, sino con un nuevo modelo económico, que sea cualitativamente diferente al que pregona el gobierno de Luis Arce. Si el actual modelo económico fuese exitoso, no se habría incrementado el desempleo abierto urbano entre 2023 y marzo de 2024 de 3,9% al 4,1%, según el INE (Instituto Nacional de Estadística).
SALIDAS
El gobierno de Arce tiene ahora dos caminos a escoger de manera inmediata, porque día que pasa la economía del país se acerca al barranco de la crisis y sacarlo de ese lugar requerirá de otro Decreto Supremo 21.060 de forma inevitable, que deberá tener un alcance de otros 20 años. Las más afectadas serán las familias de escasos recursos y no los sectores pudientes.
La primera salida, es la solución estructural para la situación económica, que pasa por el cambio del modelo económico que ya está agotado, porque no resuelve los problemas económicos de los bolivianos. Esta tarea debe ser realizada en consenso con todos los sectores productivos del país.
La segunda opción es la fuerza o la coerción, lo que se traduce en judicializar la protesta social con el objetivo de sofocar los conflictos sociales. El argumento gubernamental podría ser que el país está en riesgo de desestabilización o de otro golpe y pueda reprimir a los sectores sociales movilizados que demandan atención para sus demandas postergadas.
¿Cuál camino optará ahora el gobierno de Luis Arce? Cada uno de ellos tiene sus consecuencias sociales, políticas y económicas. La gestión gubernamental está enclaustrada en un laberinto que se llama falta de dólares y sus conflictos internos en el Movimiento Al Socialismo (MAS) que no le permite mirar más allá del horizonte para encontrar las salidas ante los problemas económicos en beneficio de la población de a pie.
¿QUÉ HACER?
Es importante la atracción de inversión extranjera y nacional, a través de una nueva normativa clara y segura para este sector, así como la aplicación de incentivos tributarios para las empresas que generen empleos seguros a favor de los trabajadores.
Incentivos tributarios y facilidades en los trámites para el sector del turismo a gran escala o de mochileros, que es otro generador de empleos y dólares. El impulso y apoyo técnico serio y estructural al área de la agricultura con tecnología de punta, con el objetivo de aumentar la productividad en el país.
La eliminación del Impuesto a la Transacción Financiera (ITF) para que la gente ahorre sus dólares en el sistema financiero y éstos sean utilizados para calentar la economía, en especial, el sector productivo. Recordemos que el ministro de Economía, Marcelo Montenegro, dijo en diciembre de 2023 que en la economía informal circulan al menos $us 10.000, los cuales deben ser captados para incentivar la productividad.
La realización de un acuerdo o pacto social productivo entre el sector económico público, privado y social para elaborar un nuevo modelo económico que tenga como objetivo el aumento de la productividad, la creación de empleos seguros y con salarios dignos.
La no solución de los problemas económicos derivará en mayores conflictos o golpes de Estado fallidos en adelante, debido a que el descontento social se incrementará en varios sectores de la sociedad de forma gradual. Los últimos hechos ocurridos en Plaza Murillo no cambiaron los precios de la canasta familiar ni los ingresos del ciudadano de pie, lo cual debe permanecer en el cuaderno de apuntes de los políticos del oficialismo y de la oposición.
El autor es periodista y docente universitario.