lunes, noviembre 18, 2024
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La izquierda europea sufre mortal derrota

La llamada derecha europea obtuvo una victoria electoral, poniendo en derrota a las así denominadas fuerzas de izquierda, dando como resultado general el fortalecimiento de las corrientes tradicionales opuestas al “cambio”. La competencia electoral en todo el continente europeo superó todas las expectativas a nivel mundial y puso en una nueva etapa de retirada al anarquismo izquierdista, que ha perdido los cascos y vive de ilusiones utópicas. Como resultado inmediato, los países de esa unidad continental se han fortalecido y además ingresaron en un régimen de nuevas posibilidades de desarrollo y la búsqueda de soluciones propias, de su misma evolución y consecuentes con los dogmas de la ortodoxia dialéctica.

El efecto de esa victoria repercutió profundamente en todas las naciones que conforman la Unión Europea, pero en particular en Francia, donde hizo tambalear al gobierno de inclinación hacia el subjetivismo, al extremo de ver la necesidad de hacer cambios importantes en la burocracia y en especial en el Parlamento. El presidente francés Emmanuel Macron fue el que más efectos sufrió por la derrota y aún no sabe cómo salir del embrollo, siendo posible que haga varios cambios en el sistema seudo izquierdista del que se hallaba orgulloso antes del colapso político.

Esa victoria de las derechas también se proyectó en otros países de la Unión Europea, haciendo ver a los rivales izquierdistas que los hechos muestran que sus ideologías son equivocadas y no están de acuerdo con la evolución histórica no solo de Europa, sino de todo el Viejo Mundo. Los absurdos izquierdistas no se dan cuenta que están en camino de las frustraciones, porque después de más de cien años de experimentos, no consiguieron hacer la revolución pronosticada por Karl Marx, el anciano maestro de Tréveris, y menos llegar al poder para cambiar al mundo.

Si bien esa victoria europea causó cambios internos, sus repercusiones en el Nuevo Mundo no dejaron de percibirse y afectaron gravemente al extremismo izquierdista disfrazado de “socialismo del Siglo XXI”, populismo y otros disfraces ideológicos, útiles en otros tiempos, pero ineficaces en la actualidad. Y es que se reveló que tras su apariencia generosa solo había miseria y hambre, como ocurre en Cuba, Venezuela y sus socios. En cuanto a Bolivia, el resultado de dichas elecciones en la Unión Europea ha sido percibido fácilmente, observándose que los izquierdistas están poniendo las barbas en remojo y proponiendo retiradas inmediatas, como reconocen sus partidos que solo son montones de ladrillos rotos. Tan contundente fue la victoria europea que, los medios de comunicación de la falsa izquierda nativa (que es más derechista que la liberal), todavía no han reaccionado con fuerza ante el crítico período que se les ha venido encima, cuando estaban batiendo palmas porque creían que todo iba viento en popa.

Entonces, en líneas generales, al presente el falso izquierdismo del “proceso de cambio” y otras lindezas, puede estar seguro de que su futuro inmediato es dar vueltas alrededor del trapiche sin conseguir, por supuesto, beneficio alguno.

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