lunes, noviembre 4, 2024
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Corrupción, un mal que crece sin pausa

Como es usual, cada gobierno al comenzar su gestión promete luchar contra la corrupción, especialmente la practicada por la burocracia estatal encargada de atender al público, o en organismos que tienen la tarea de combatir a males como el contrabando y el narcotráfico, entre otros. Sin embargo, cuando llega el momento de actuar, lo menos que se hace es cumplir con tal promesa y, como consecuencia de esa falta de voluntad o ineficiencia, aumentan los hechos de corrupción en todos los niveles de la administración pública.
En ese sentido, son conocidos muchos casos que implican gastos de enormes sumas de dinero público, particularmente desde el año 2006, cuando el MAS asume el gobierno de la nación. Basta mencionar el derroche de los recursos obtenidos por la venta de gas a países vecinos; lo que pasó en el Fondo Indígena, por la malversación de recursos económicos que debían servir para apoyar a productores indígenas; las enormes inversiones hechas para la explotación del litio, sin el resultado esperado hasta la fecha; la creación de empresas estatales, muchas de las cuales son deficitarias, etc. En estos casos y otros, tan gigantesco gasto solo ha favorecido a partidarios del oficialismo, sin que la población en general haya sido beneficiada.
Y hace poco en la Alcaldía de La Paz se descubrió una red de corrupción, conformada por más de cien personas, entre funcionarios, ex funcionarios y hasta algunos arquitectos, que operaba desde hace 20 años dentro de dicha entidad edil para conseguir permisos de construcción. También ese grupo delictivo propiciaba la apropiación de predios privados, mediante titulaciones fraudulentas. Asimismo, se favorecía a propietarios cuyas construcciones pasaban de los límites establecidos en cuanto al número de pisos.
Como se advierte, se trata de actividades organizadas para obtener grandes ganancias y desde hace muchos años, sin que la corrupción hubiera podido ser detectada, combatida y sancionada con rigor. Hoy se espera que las investigaciones sean efectivas y oportunas, para establecer las sanciones correspondientes. Mientras tanto, la población sigue observando cómo van desapareciendo en nuestra ciudad áreas verdes y cómo las construcciones de viviendas aparecen en cualquier lugar, hasta en zonas negras, favoreciendo, en muchos casos, a loteadores inescrupulosos.
Lo cierto es que la corrupción prolifera porque, en muchos casos, no hay sanciones, se aplica la costumbre de “dejar hacer y dejar pasar”, posiblemente pensando en “hoy por ti, mañana por mí”. De este modo, muchos burócratas se hacen cómplices de quienes, llegado el momento, no dudan en delinquir para enriquecerse rápidamente. Y es seguro que no faltan quienes se dedican a reclutar funcionarios propensos a ser tentados por coimas y otras ofertas tentadoras. Por todo ello, detectar redes de corrupción es muy importante, porque ese mal es contagioso.

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