Queridos lectores, en el diverso mundo de la gastronomía latinoamericana, la llaucha en Bolivia ocupa un lugar especial, evocando memorias de tardes y mañanas en los mercados y plazas de La Paz y Oruro. Esta sabrosa empanada de queso, envuelta en una masa dorada y crocante, es un testimonio del rico mestizaje cultural y la creatividad culinaria de Bolivia.
Las empanadas, en sus innumerables formas y sabores, son un plato emblemático que ha atravesado siglos y fronteras. Su origen se remonta a la antigua Persia, donde se preparaban como pequeñas masas rellenas de carnes y especias, conocidas como “samsa”. Estas delicias viajeras llegaron a la península ibérica con la invasión de los moros en el siglo VIII, adaptándose al paladar y los ingredientes disponibles en España.
Durante la era de los grandes descubrimientos y la colonización, las empanadas cruzaron el Atlántico, asentándose en las cocinas del Nuevo Mundo. Cada región de América Latina adaptó la empanada, creando versiones únicas que reflejan su cultura, clima e ingredientes autóctonos. Desde las jugosas empanadas argentinas, rellenas de carne picada y aceitunas, hasta las crujientes empanadas chilenas con pino y pasas, este plato se ha convertido en un símbolo de la gastronomía regional.
La llaucha, una variante boliviana de la empanada, tiene sus raíces en las zonas altiplánicas del país. Se diferencia por su relleno predominante de queso, a menudo mezclado con ají, en ocasiones una ulupica y otros condimentos, lo que le confiere un sabor distintivo y reconfortante. Originalmente, estas empanadas se horneaban en hornos de barro, lo que les daba una textura y aroma únicos. Con el tiempo, la llaucha ha evolucionado, incorporando técnicas modernas de cocción, pero siempre preservando su esencia tradicional.
Esta empanada es más que un simple alimento; es una pieza de la historia boliviana, un recordatorio de la vida cotidiana y las tradiciones que se transmiten de generación en generación. Disfrutar de una llaucha es participar en un rito comunitario, un momento de conexión con la cultura y la historia de Bolivia.
Así que queridos lectores, en las próximas líneas, nos embarcaremos en la elaboración de esta delicia boliviana, explorando los ingredientes y técnicas que hacen de la llaucha un tesoro culinario. Prepárense para un viaje de sabor y tradición que nos llevará al corazón del altiplano boliviano.
LLAUCHA
Ingredientes:
Para la masa:
500 gr de harina de trigo
1 cucharilla de sal
1 cucharilla de azúcar
1 cucharilla de polvo de hornear
100 gr de mantequilla o margarina
250 ml de agua tibia
Para el relleno:
500 gr de queso fresco (puede ser queso criollo o un queso fresco suave)
1 cucharada de ají amarillo molido (opcional, para darle un toque picante)
1 huevo (opcional, para ayudar a ligar el relleno)
Para el dorado:
1 yema de huevo
2 cucharadas de leche
Preparación:
Preparación de la masa:
En un bowl grande, combinar la harina, la sal, el azúcar y el polvo de hornear. Añadir la mantequilla o margarina a la mezcla de harina y trabajar con las manos hasta obtener una textura arenosa.
Gradualmente, incorporar el agua tibia mientras se mezcla hasta formar una masa suave y elástica. Amasar durante unos 10 minutos.
Cubrir la masa con un paño limpio y dejar reposar durante al menos 30 minutos.
Preparación del relleno:
Desmenuzar el queso fresco en un bowl.
Si se desea un toque picante, mezclar el queso con el ají amarillo molido. Si se desea un relleno más ligado, añadir un huevo batido y mezclar bien.
Ensamblaje de las llauchas:
Precalentar el horno a 180°C (350°F).
Dividir la masa en porciones iguales y formar bolitas del tamaño de una pelota de golf.
Con un rodillo, estirar cada bolita de masa en un círculo delgado de aproximadamente 15 cm de diámetro.
Colocar una porción generosa de relleno de queso en el centro de cada círculo de masa.
Doblar la masa por la mitad sobre el relleno, presionando los bordes para sellar bien. Se puede hacer un repulgue (doblez decorativo) para asegurar que no se abran durante la cocción.
Dorado y horneado:
Batir la yema de huevo con la leche y, con una brocha de cocina, pintar la superficie de cada llaucha.
Colocar las llauchas en una bandeja para hornear engrasada o forrada con papel pergamino. Hornear durante 20-25 minutos o hasta que estén doradas y crujientes.
Servir:
Dejar enfriar las llauchas durante unos minutos antes de servir.
Servir las llauchas calientes o a temperatura ambiente. Son perfectas para acompañar un café o un té, y pueden disfrutarse a cualquier hora del día.
¡Buen provecho! Con esta receta, podrán saborear una auténtica llaucha y compartir un pedacito de la rica tradición culinaria de Bolivia.
Queridos lectores hasta la próxima cucharada de sabiduría gastronómica y no olviden que:
“La gastronomía hecha con amor, física, química y biológicamente sabe mejor”
Chef Franz R. Arandia Belmonte
Gastrónomo Profesional e Investigador Gastronómico
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