viernes, noviembre 8, 2024

Billetes nuevos

Mucha gente sostiene que los billetes antiguos resultaron ser más durables que los instituidos durante el gobierno de Morales Ayma. Los mismos se deterioran, opinan, con mayor rapidez. Otros dirán lo contrario, y sin embargo lo evidente es que se trata de nuestra moneda boliviana, la cual, hoy, va perdiendo su capacidad adquisitiva, según miembros de diferentes estamentos sociales, debido a los problemas económicos, como la falta de dólares, entre otros.
A propósito de ello, el Banco Central de Bolivia hizo conocer que destruyó en los últimos ocho años 803 millones de piezas de billetes deteriorados. A la vez dio cuenta sobre el ingreso en circulación de 321,5 millones de piezas nuevas de distintas denominaciones, o cortes, como se dice en términos que no dejan de ser corrientes. Esa cantidad, de acuerdo con una nota periodística, tiene un valor de 18.000 millones de bolivianos. Asimismo se anunció “la adjudicación del suministro de un nuevo bloque de billetes a una empresa francesa que proveerá un total de 321.5 millones de piezas de billetes en diversas denominaciones, suministro que representa un valor total de Bs 18.000 millones, y tiene como objetivo satisfacer la demanda de efectivo en el país“, según el BCB, “para reponer billetes deteriorados a causa de suciedad, decoloración, rasgaduras, mutilaciones y agujeros”.
Es así que entre los años 2016 y 2024 el BCB destruyó un total de 803 millones de piezas de billetes “viejos” que tenían un valor de 34.300 millones; se trata de operaciones rutinarias del ente emisor, según se explicó, añadiendo que se espera que los billetes “flamantes” estén en circulación hasta fines de julio.
En torno a esta realidad, mucha gente suspira al evocar la Casa Nacional de Moneda de Potosí que comenzó a operar en 1572, y tiene un largo historial de orgullo para Bolivia, ya que se modernizó y se trabajó desde 1869 hasta 1909 con modernas máquinas a vapor, adquiridas bajo la presidencia de Mariano Melgarejo, para el mismo 1909 ser instaladas las nuevas máquinas eléctricas que acuñaron hasta el año 1951, cuando concluyó el proceso de acuñación, que se prolongó por más de 400 años.
Se puede señalar que pudimos haber tenido nuestros propios billetes impresos ahí, pero como siempre, la discordia y los intereses oscuros impiden todo, como acontece con los ferrocarriles que salían desde la vieja estación central y que hoy de un plumazo se ha impedido que vuelvan a circular al menos hasta El Alto, aduciendo “competencia desleal para el transporte de carga de motorizados”. Lo que hace pensar que muchos antiguos hombres de gobierno pensaban mejor, haciéndolo en bien del país, y deponiendo sus propios intereses. En fin, seguiremos “importando” billetes, y viviremos con ausencia de trenes en La Paz.

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