martes, noviembre 5, 2024
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Abstención amenaza elección de magistrados

Surgen nuevas dificultades en llegar a la fecha de elecciones de magistrados por vía del sufragio universal, mecanismo establecido por la Carta constitucional vigente. Nuevos escollos podrían determinar que la población, decepcionada por la serie de gestiones previas que no resuelven el problema y las incongruencias en los niveles de decisión, decidan una abstinencia general y, de esa manera, poner fin a un debate de más de un año, que causa estrés social.
Podría ser que, para llegar a ese extremo, influyan varios factores, entre ellos los siguientes: el primero es que ya en anteriores elecciones de magistrados por voto popular hubo mayoritaria abstención de la ciudadanía. Y el segundo es que la preselección de candidatos en la Asamblea Legislativa ocasione frustración y que, en lugar de arreglar el problema, lo prolongue aún más. Eso mismo ya ocurrió dos veces en los últimos diez años.
En esas dos oportunidades, la elección previa de los candidatos y la elección popular fueron estrepitosos fracasos, reconocidos hasta por las altas autoridades nacionales, que las calificaron de “corruptas” e ineficientes. Ese reconocimiento fue general, en sentido de que se había cometido un error en el sistema de elección de magistrados por la vía popular. Sin embargo, pese a que se cometió dos veces el error y fue reconocido su fracaso, ahora se ha decidido hacer un tercer intento. Pero tal repetición es similar a tropezar con la misma piedra, por una necedad extrema, puesto que es de necios incurrir una y otra vez en las mismas equivocaciones, sin cambiar de orientación.
Pese a todo, se insiste en la operación fallida. Naturalmente, el problema no se puede resolver desde hace más de un año. Hoy las dificultades se encuentran a nivel de preselección y a nivel parlamentario, que marchan de tumbo en tumbo y solo se pretende que sean solucionadas con charlas y acuerdos, alcanzados a duras penas, con resultados efímeros.
Los últimos obstáculos en la preselección de candidatos implican una marcha a pasos forzados, bajo una política en grado de excepción, que pretende arreglar lo que no tiene arreglo, aparte del afán de gastar 180 millones de bolivianos en el evento, que es como echarlos al alcantarillado. Ante ese panorama de antecedentes negativos, la ciudadanía se muestra cansada de observar una escena con esas características. Es decir que ve con absoluta desconfianza el procedimiento constitucional de elegir magistrados primero por asambleístas y después por la población.
Por tanto, viendo esa carrera de incompetencia, en la cual son cometidos nuevos errores de diversa magnitud, los parlamentarios podrían encontrar alguna improvisada solución; pero la ciudadanía podría decidir una abstención mucho más amplia, peor que en las dos anteriores elecciones de magistrados, lo que, dadas las circunstancias, no sería raro. ¡El pueblo está cansado de tantas maniobras estériles!

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