lunes, noviembre 4, 2024
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Ineficacia e imprevisión

Severo Cruz Selaez

Bolivia atraviesa una situación económica muy complicada, que es resultado de la ineficacia e imprevisión de los gobiernos de turno que, en su momento, manejaron alegremente los destinos del país. Despilfarraron, desde el 2006, cerca de 49.700 millones de dólares, provenientes de la comercializaron del gas (*). Echaron a la borda, prácticamente, ese importante monto económico, que hubiera sido utilizado para la reconstrucción nacional. Hicieron de las suyas, en la época del auge gasífero. Ni el campo gasífero Mayaya podrá hacer volver la bonanza de aquellos tiempos.
Pero los responsables no podrán eludir el juicio de la historia, que recaerá con fuerza sobre ellos. Al presente no hay ni una leve señal de solución ante la adversidad económica. La incertidumbre se advierte entre ricos y pobres. La mayoría de la población anhela que se recupere la estabilidad en este rubro. Si no se lo logra, tocaremos fondo, viviremos como en países donde se impone el autoritarismo.
Diferentes sectores esperan una pronta solución al respecto. En caso contrario, amenazan con asumir medidas de hecho que, segun nuestro modo de ver, empeorarían la situación, pues el país requiere, trabajo, para solucionar los problemas coyunturales. Productividad, para atraer divisas. Diálogo y entendimiento, para tener una Bolivia diferente. Esfuerzo común para mejorar las condiciones de vida. En ese sentido, los gobernantes deberían buscar puntos de coincidencia, escuchando planteamientos y exigencias de unos y otros. De tal manera de acabar con la incertidumbre que pretende paralizar la actividad nacional. Que la tozudez y la ceguera no causen el desastre más adelante. Gobernantes y gobernados, deberían conducirse con la cabeza fría, en este momento crucial, para lograr un futuro mejor.
En este contexto, surgieron los “salvadores” de siempre, que hicieron escarnio de los intereses nacionales. Que hicieron un jolgorio, del poder político. Que dieron un festín a sus correligionarios. Que derrocharon el dinero fiscal, en épocas de las vacas gordas por la venta de gas. Que dejaron una pesada carga económica, que ahora estamos llevando a cuestas. Con un boliviano que, día que pasa, pierde su poder adquisitivo.
¿Aquellos tendrían capacidad para recuperar la estabilidad económica? ¿Podrían devolver la certidumbre a empresarios, trabajadores e informales, para que reinicien sus actividades sin sobresaltos? ¿Sería de inmediato o tendrían que esperar años? ¿Cómo y de dónde obtendrían dólares, para reinyectar al ente emisor? ¿Qué medidas asumirían para evitar el gasto público? ¿Qué tratamiento darían a la subvención a los hidrocarburos? ¿Quizá manejan la demagogia, como una estrategia para tomar el Poder y perpetuarse en él? ¿Son meros charlatanes o angurrientos por el Poder? Esas preguntas circulan en las actuales circunstancias.
En suma: es imperioso que los políticos desechen sus intereses particulares, por el bien común.

(*) “24 empresas”. EL DIARIO, La Paz – Bolivia, 19 de julio de 2024.

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