Desde tiempos pretéritos, dentro de la Nación boliviana, ahora conocida como Estado Plurinacional, el territorio fue centro de producción agropecuaria de gran importancia para los países vecinos. Bajo ese contexto, en siglos pasados Cochabamba, por su gran producción agrícola, fue conocida como el “granero” del Perú.
Esa etapa colonial fue sustituida por la etapa de la explotación y exportación de plata y, enseguida, por la del estaño y otros minerales, dejando de ser Bolivia en esa forma un país agropecuario, para convertirse en exportador de minerales. La agricultura entró en proceso de desaparición y dejamos de ser productores de alimentos.
Ese sistema trató de ser modificado desde mediados del siglo pasado, cuando se dictó la Reforma agraria, que tenía como fin volver a convertir al país en productor de alimentos, tanto para el consumo interno como para la exportación. Pero esa política económica cayó en decadencia y, al presente, el Estado Plurinacional está volviendo a ser minero, sin poder llegar a la antigua situación de ser país agrario. Ahora solo prevalece la exportación de minerales para obtener divisas que, al final, son destinadas a la importación de toda clase de alimentos que el pueblo demanda y que ha dejado de producir.
Ese círculo vicioso se estaría produciendo sistemáticamente, desde fines de siglo. El país fue llevado al extremo de solo producir coca o minerales. En efecto, la economía agraria ya no pesa en la vida del país, que exporta minerales tradicionales y de nuevo tipo.
Desde hace décadas son exportados minerales de Potosí en grandes cantidades. El sistema exportador se extendió al petróleo y luego al gas. También vino la explotación y exportación del oro y el retorno a la explotación de la plata. Por si fuera poco, ahora se anuncia que no se industrializará el litio y el carbonato de este producto será exportado para su industrialización en otros países metropolitanos.
Acentuando esa política extractiva, ahora el gobierno del Estado Plurinacional ha firmado un convenio con el Brasil para exportar hierro del Mutún y abastecer al país vecino, con objeto de proveer materia prima para sus labores de fundición de maquinaria pesada y liviana. Por tanto, el país retorna a la condición colonial de exportar materias primas estratégicas y no robustece su industrialización para convertir al país en una potencia industrial.
Es, pues, notable en la historia económica de Bolivia, que se repite el ciclo de retornar a la condición de ser país productor de minerales para su exportación en bruto, sin valor agregado, en la misma línea colonial de los tiempos del saqueo de nuestras riquezas naturales.
Hierro de Mutún para fundiciones de Brasil
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