domingo, julio 28, 2024
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Venezuela en la encrucijada

Rodrigo Burgoa Terceros

Después de décadas bajo una autocracia chavista, este 28 de julio se presenta como una oportunidad crucial para que Venezuela recupere la democracia y la libertad. Esta fecha no solo es significativa para la patria del Libertador Simón Bolívar, sino también para toda América Latina. Un posible inicio de una transición hacia la democracia en Venezuela podría servir de modelo para otros países de la región. Por ese motivo, se hace esencial una comprensión profunda de la situación actual en ese país.
La última década bajo el gobierno de Nicolás Maduro ha estado marcada por graves violaciones de derechos civiles y políticos. Durante este tiempo, se han detenido a cientos de activistas opositores y se ha intensificado la censura contra medios de comunicación y organizaciones civiles. Además, el régimen ha consolidado su poder mediante un control cada vez más estricto sobre instituciones públicas y privadas.
En el ámbito económico, la situación ha sido igualmente desastrosa. La mala gestión del auge económico, que benefició a muchos países latinoamericanos durante casi una década, ha conducido a una crisis sin precedentes en Venezuela. Hoy, la economía venezolana es menos de la mitad del tamaño que alcanzó cuando Maduro asumió la presidencia en 2013. Esta crisis ha provocado una migración masiva, con cerca de ocho millones de venezolanos buscando mejores oportunidades en el extranjero.
Considerando ese panorama, la necesidad de un cambio se ha manifestado en un apoyo sin precedentes para la oposición en su campaña rumbo a las elecciones presidenciales de este año. En octubre de 2023, las primarias opositoras registraron una participación histórica de casi 2.5 millones de venezolanos, evidenciando un despertar político tras años de pasividad impuesta por el régimen. Incluso las áreas rurales y de menores ingresos, anteriormente bastiones chavistas, han mostrado signos de cambio. Las concentraciones lideradas por María Corina Machado, la principal figura opositora, han sido masivas en estas localidades, a pesar de la prohibición a su participación en las elecciones.
El apoyo a la oposición también se refleja en las encuestas. Edmundo González Urrutia, el candidato opositor que ha sustituido a Machado, cuenta con una intención de voto que varía entre el 50 y el 60 por ciento. En contraste, Maduro alcanza solo entre el 10 y el 30 por ciento. Esto sugiere una posible victoria para la oposición y una apertura hacia la democracia, aunque el camino está lleno de obstáculos impuestos por el régimen autocrático.
A medida que se acercan las elecciones, el gobierno de Maduro ha intensificado la represión contra los activistas opositores. Solo en la primera quincena de julio, más de 70 personas vinculadas a la oposición fueron detenidas. La presión internacional ha tenido un impacto limitado; el acuerdo alcanzado en octubre de 2023 con Estados Unidos, que preveía elecciones libres y justas a cambio del levantamiento parcial de las sanciones al petróleo venezolano, fue incumplido por el régimen en marzo al inhabilitar arbitrariamente a Machado. Además, la misma Machado denunció recientemente un intento de asesinato tras descubrir que los frenos de sus vehículos fueron saboteados.
El régimen también ha mostrado indiferencia ante las críticas de antiguos aliados de izquierda, como el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, quien condenó la amenaza realizada por Maduro de derramar sangre si no alcanza la victoria. De igual manera, se ha impedido el ingreso de misiones de observación electoral, como las de la Unión Europea, y se ha rechazado la presencia de figuras cercanas al chavismo, como el ex presidente argentino Alberto Fernández.
A pesar de estos obstáculos, Machado ha organizado la creación de grupos de ciudadanos denominados “comanditos” para garantizar que los venezolanos puedan ejercer libremente su derecho al voto. También ha promovido un plan para instalar alrededor de 600.000 testigos voluntarios en los colegios electorales para supervisar la votación y evitar cualquier acción fraudulenta por parte del régimen. Sin embargo, es probable que estos voluntarios enfrenten acoso y violencia por parte de las fuerzas paraestatales chavistas, ya que Maduro no está dispuesto a ceder el poder. No se debe olvidar que existe un proceso en su contra en la Corte Penal Internacional, y Maduro lo enfrentaría con mayor vulnerabilidad si abandona el poder.
En resumen, este 28 de julio no solo representa un momento decisivo para Venezuela, sino también una oportunidad histórica para toda América Latina. La posible transición hacia la democracia en Venezuela podría servir de faro de esperanza para otros países que enfrentan desafíos similares. A medida que los venezolanos se preparan para las elecciones, su valentía y determinación en la lucha por sus derechos y libertad resuenan más allá de sus fronteras. La comunidad internacional debe seguir apoyando y presionando por un proceso electoral justo, garantizando que el deseo de los ciudadanos por un futuro democrático y libre no sea en vano. El desenlace de estas elecciones podría marcar el inicio de una nueva era para Venezuela y ofrecer un ejemplo de resistencia y esperanza para toda la región.

El autor es Economista con Ph.D. en Ciencia Política y Relaciones Internacionales.

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