sábado, diciembre 21, 2024
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Principio y final de la época del litio

Desde su comienzo, el sonado proyecto de industrializar el litio del Salar de Uyuni fue objeto de gran publicidad por parte del Estado Plurinacional, cuyas autoridades aseguraron que tendría gran impacto en la vida económica del país y, entre otros efectos, promovería su enriquecimiento. Sin embargo, tan alentador anuncio hasta el momento ha caído en saco roto y tan optimistas pretensiones desaparecen, como las nubes con la brisa matinal.
El proyecto del litio fue iniciado con gran propaganda y se afirmó que el Estado Plurinacional llevaría adelante el modelo nacionalizador de ese producto natural renovable. Fueron anunciadas millonarias inversiones y publicadas diversas iniciativas, entre ellas una sobre inversiones a cargo de una entidad asiática, que produciría no solo carbonato de litio a nivel batería, sino que también se industrializaría la fabricación de baterías para consumo mundial.
A poco de esa oferta, el proyecto empezó a desvanecerse y el gobierno del Estado Plurinacional, cambió de orientación en el proyecto y aceptó que sería atendido también por empresas extranjeras. No solo eso sino que, inicialmente, firmó un acuerdo importante con el gobierno alemán. Pero tal viraje político en el negocio provocó indignación pública, que hizo tambalear al gobierno de Evo Morales con una crisis de consideración, por lo que se anuló el contrato, dejando a los alemanes con los crespos hechos. Esa medida no detuvo la tempestad, porque al poco tiempo se produjo el derrumbe del gobierno de Evo Morales, quien huyó hasta México y pasó a Argentina, desde donde no dejó de conspirar contra el gobierno de Jeanine Añez que, sin guía ni teoría política, también se cayó y dio paso a la restauración del partido masista.
El gobierno de Luis Arce también ofreció la industrialización del litio, asegurando que nos daría grandes beneficios económicos, aunque con poca seguridad en las negociaciones, por lo que se vio obligado a buscar apoyo extranjero para esa empresa, por medio de una licitación, con la intención de poner a salvo lo que quedó de los planes anteriores.
En esa forma, una firma privada china ganó la licitación, ofreciendo activar la explotación e industrialización del litio, asegurando además que la extracción directa del litio produciría en un año lo que se producía en una semana y que ya vendrían las baterías nacionales.
Pero, ¡oh sorpresa!, la empresa china que ofreció el cielo y las estrellas para fines del año pasado, ahora ha desaparecido y no se sabe qué ha hecho y parece que no se sabe a dónde ir para pedirle las explicaciones del caso. Ahora, en vista de esa cadena de frustraciones, el gobierno plurinacional busca nuevos socios para aprovechar el litio y ya ha conocido el interés del presidente ruso, Vladimir Putin, así como del presidente Lula da Silva, del Brasil, que es posible que sean beneficiados con nuevas licitaciones para llevar adelante el promisorio negocio del litio, mientras Argentina y Chile avanzan en el negocio del metal alcalino con pasos de siete leguas.

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