Por Gloria Redondo, psicóloga
Cuando queremos cambiar las actitudes o comportamientos de nuestra pareja, podemos crear intriga o mostrar indiferencia. Aprende cómo implementar estas estrategias de forma responsable.
Las estrategias de la psicología inversa se pueden utilizar en el amor para generar influencia en los demás. De hecho, esta herramienta es tan cotidiana, que seguramente habremos hecho uso de ella inconscientemente. Decir lo contrario y poner a prueba son algunas de las maniobras más desplegadas con la pareja.
Si conocemos en qué consiste la psicología inversa, es más probable que seamos más eficaces, pero también debemos entender los potenciales riesgos de emplear la persuasión para lograr nuestros objetivos. Con todo esto, repasamos qué es la psicología inversa y cómo emplear sus técnicas en el amor.
¿Qué es la psicología inversa?
La psicología inversa es una forma de persuasión, que trata de inducir a una persona a hacer algo que nosotros deseamos, en lugar de pedirlo directamente, lo cual podría causar rechazo, entonces se utiliza un enfoque sutil y encubierto.
Este método se basa en un principio denominado reactancia psicológica, un estado emocional y motivacional que surge cuando sentimos que nuestra libertad está amenazada. En respuesta, realizamos acciones en contra de la amenaza para intentar recuperar el control.
Este comportamiento es común en niños y adolescentes, quienes, en plena construcción de su identidad, tienden a hacer lo contrario de lo que les dicen sus padres. Una de las principales razones es que perciben que sus progenitores limitan su libertad y, por eso, toman decisiones opuestas.
Además, todos los días estamos expuestos a este tipo de mensajes, aunque la mayoría de las veces no somos conscientes de ellos. Veamos algunos ejemplos:
La frase “no hace falta que hagas nada”, nos motivará a actuar.
Ante una obra de arte, la indicación de “no tocar” la hace irresistible.
Si a un adolescente se le prohíbe salir con sus amigos, hará todo lo posible por ir con ellos.
Cuando a un paciente le imponen una dieta, aumentan sus ganas de consumir alimentos poco saludables.
Frente a un cartel con el mensaje “prohibido el paso”, sentimos el impulso de adentrarnos en el camino desconocido.
Estrategias de la psicología inversa para aplicar en el amor
Ahora que hemos explicado qué es la reactancia psicológica, vamos a desarrollar algunas estrategias que se pueden emplear en el amor. Estas técnicas pueden tener como objetivo atraer a alguien o mantener a esa persona interesada. En cualquier caso, el funcionamiento es el mismo.
- Mostrar indiferencia
Una de las tácticas estrella de la psicología inversa es mostrar indiferencia hacia la pareja, a lo que otra persona hace o dice. Se trata de una falsa indiferencia, pues en realidad sí que nos interesan las acciones del otro, pero lo camuflamos para que no se perciba.
Por ejemplo, cuando coincidimos con una persona que nos atrae, podemos hacer como que no la hemos visto. Jugar con la seducción, de esta manera hará que nuestro interés no sea muy obvio, aumentando las probabilidades de obtener la atención de nuestra conquista.
- Crear intriga
Valerse de la emoción, de la sorpresa es una estrategia sencilla, pero muy efectiva. Las personas no nos resistimos a la incertidumbre: queremos tener la máxima información posible. Cuando esto no es así, nuestra atención se orienta hacia lo que es misterioso.
Una manera de utilizarla en pareja es cuando tienes un detalle con esa persona. Si le dices: “te he comprado un regalo, pero no te puedo decir qué es”, despertarás su curiosidad y hará esfuerzos por saber de qué se trata. Además, también se verá en la situación de corresponderte con otro regalo.
- Decir lo contrario
Se basa en expresar lo contrario de lo que queremos conseguir. Aunque parezca paradójico, esta forma de pedir las cosas suele resultar más efectiva que hacerlo de forma directa, lo cual suele generar rechazo y oposición.
Frases como “no te preocupes, no hace falta que me regales nada” o “no quiero que me organices nada por mi cumpleaños” son ejemplos cotidianos de esta estrategia. Funcionará mejor con alguien con quien tenemos confianza y que nos conoce bien; de lo contrario, también cabe la posibilidad de que tome el mensaje de forma literal.
- Crear opciones
El hecho de tener alternativas para elegir aumenta la sensación de libertad y nos motiva más por la opción elegida. Por tanto, esta estrategia se emplea cuando queremos despertar el entusiasmo por una tarea o un plan.
Un ejemplo sería dejar que la otra persona escoja el lugar para una cita: “¿prefieres ir al cine o a un restaurante a cenar?” El haber escogido la opción preferida cambiará su percepción sobre el plan, haciéndolo más interesante y apetecible.
- Poner a prueba
Cuando ponemos a prueba a alguien, estamos desafiando sus capacidades. Esto se interpreta como un reto y aumenta la probabilidad de que la persona haga aquello que queremos. Decir a nuestra cita o pareja: “Me gustaría hacer contigo un plan arriesgado, pero no creo que estés preparado para ello”, es una forma de desafiarla y motivarla a actuar.
También podemos utilizarlo con nuestras exparejas, si queremos recuperar la relación. Frases como “nunca tendrás a alguien como yo” supone poner a prueba a la otra parte.
Esta estrategia debe usarse con cuidado, ya que puede generar el efecto opuesto. El desafío puede percibirse como un menosprecio, lo que podría hacer que nuestra pareja reaccione enfadándose o atacándonos.
- Rendirse
Cuando una persona se da por vencida en discusiones y peleas, provoca que la otra baje sus defensas. Este es un buen momento para introducir la psicología inversa y obtener aquello que deseamos.
Veámoslo con un ejemplo. Una pareja que no se pone de acuerdo respecto a los planes del fin de semana y uno de los miembros dice: “Está bien, haremos lo que tú digas”. Esto le producirá un cierto grado de conciencia, o reactancia, y estará más abierto a ceder ante ti.
Precauciones a la hora de usar la psicología inversa
La psicología inversa es una herramienta de persuasión muy estudiada y utilizada. Sin embargo, debemos hacer uso responsable de ella, ya que, de lo contrario, corremos ciertos riesgos. El principal es deteriorar la relación si la otra persona se da cuenta de que estamos intentando convencerla de una forma encubierta.
Además, es importante reflexionar sobre las implicaciones morales de usar la psicología inversa en el amor. No podemos valernos de la manipulación para que una persona se enamore de nosotros. El amor debe surgir de forma natural y espontánea, cuando la otra persona vea en nosotros cualidades especiales.
Nuestro mejor consejo es que te pongas en la piel de la otra persona y pienses si a ti te gustaría que hicieran contigo lo mismo. La psicología inversa en sí misma no es buena ni mala; depende del uso que le demos para que sea beneficiosa o dañina.