domingo, agosto 4, 2024
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LOS NIÑOS CON AUTISMO

Cuando se habla de autismo, siempre se pone mayor énfasis en las características que está presentando el niño o la niña y pocas veces nos detenemos a pensar en cómo la familia de esa personita lo está viviendo, ya que se fija la mirada en el niño y se deja a un lado el entorno que lo acompaña.

 

En el caso de Trastorno del Espectro Autista, se debe considerar que los padres recorren un largo camino para descubrir lo que está sucediendo con su hijo, ya que muchas veces tienen el presentimiento de que en el crecimiento de su hijo algo está pasando, y cuando reciben un diagnóstico se visualizan una pérdida de planes.

 

Como proceso requiere su tiempo y es preciso pasar por él. Los padres suelen atravesar por una sucesión que implica hipersensibilidad, labilidad emocional, incertidumbre respecto a la situación familiar, sentimientos de culpabilidad, enojo, lo cual va a influir directamente en el trato con el hijo. Todas estas circunstancias producen, como es natural, una fuerte regresión en la organización emocional de la familia.

 

Cuando los padres reciben el diagnóstico inicial, no están preparados para escuchar que su hijo padece un trastorno. Es una fase de descreimiento y sorpresa, como ver el mundo desde fuera y que eso les esté pasando a ellos.

 

Para favorecer la convivencia con un hijo con TEA es necesario conocer en profundidad las características de dichos trastornos y aceptar las importantes limitaciones que implican a nivel de las relaciones sociales, la comunicación y la imaginación. La vida con una persona con autismo requiere muchos retos, ya que por lo general a las características de los niños con TEA hay que sumarle las diferentes condiciones que pudieran presentarse como el transtorno por déficit de atención, alteraciones en el sueño, la alimentación, etc.

 

Es por ello que el apoyo más importante es el soporte del sistema familiar, en el que los padres se sientan acompañados por los tíos, abuelitos, vecinos, maestros, escuela, otros padres de familia y personas del sistema de salud para que perciban el cobijo, no se sientan juzgados y puedan apoyar a sus hijos de una mejor manera.

 

El apoyo y orientación de profesionales en los primeros momentos son primordiales para que los padres puedan aprender a comprender y aceptar a su hijo/a. Una vez que logran mirar el mundo a través de los ojos del niño con TEA es posible comprender en gran medida sus comportamientos, incluso los problemáticos y desconcertantes.

 

Esta manera de ver las cosas lleva a los padres y demás personas cercanas a la persona con TEA a enfocar mejor y de una manera más respetuosa el tratamiento y a obtener un mejor resultado en el futuro.

 

Psicologa Maria Concepción Brito – Psicología Infantil

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