miércoles, agosto 7, 2024
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Proliferación de candidatos

Severo Cruz Selaez

En democracia, restituida en 1982, han proliferado los candidatos, a la presidencia de la Republica. “No puede concebirse un sistema democrático sin pluralismo político, que en el fondo es la objetivización conjuncionada de la libertad de pensamiento, opinión y asociación” (*). Muchos, en consecuencia, se dieron aires de presidenciables, entre civiles y militares. Fungieron como representantes de la clase media, de la clase obrera y de la campesina. Enarbolaron diferentes siglas y programas de gobierno. Impulsados, posiblemente, por el afán de aprovechar recursos fiscales, se enfrascaron en esa actividad. Hoy nadie los recuerda, ni sus discursos. Pasaron sin pena ni gloria a la historia.
Los elegidos llevaron el país a la ruina. Dilapidaron los recursos del erario nacional, con objetivos políticos. Manejaron el señuelo populista, para engatusar a ciertos sectores. Incurrieron en actos de corrupción, en instituciones públicas, provocando sangría económica. Permitieron el crecimiento alarmante del contrabando y narcotráfico, del desempleo y comercio informal. Nada dijeron ante el saqueo del oro. Agotaron los recursos energéticos y, posiblemente, Bolivia se convierta en importadora de esos productos. Argentina nos llevará la delantera, en este rubro y dejará de comprarnos gas, lo que reducirá aún más nuestros ingresos.
Pero sería absurdo e incoherente exigir, a estas alturas, elecciones generales. El país no requiere el cambio de personas, sino de la adversa realidad económica. Precisa, en consecuencia, de unidad, de entendimiento y tolerancia, de todos los actores de la historia, quienes, para avanzar hacia la certidumbre, deberían deponer, inclusive, tendencias político ideológicas. Políticos, empresarios y trabajadores, deponiendo el orgullo personal e institucional, deberían asumir papel protagónico para la salvación nacional. Con estas acciones podrían mostrar vocación de servicio a la nación boliviana. La reticencia y la indiferencia no contribuirán a construir un venidero que signifique engrandecimiento nacional.
Los “presidenciables”, están, indudablemente, a la expectativa del 2025. Ojalá que, en sus discursos, incluyan el tema de la reconciliación nacional, para restañar heridas, provocadas por la intolerancia y el matonismo. Con el propósito de garantizar las actividades políticas, sin persecución. Sin abrir cárceles para los opositores. Sin descalificar a los que no coinciden con el pensamiento oficialista. Todo ello sería ideal para consolidar, en un sistema de libertades, la unidad nacional. Para restituir la imagen democrática de Bolivia, en el contexto internacional. Aún tienen tiempo para pensar, revisar y enriquecer sus postulados políticos, en circunstancias en que la crisis económica tiende a profundizarse. Y que no se dejen llevar, por la emotividad momentánea.
En suma: he ahí una cuestión que estará vigente en Bolivia, de cara al 2025 electoral.

(*) “Desarrollo y humanismo”, volumen I – No. 3 y 4. La Paz, Bolivia, julio, septiembre, octubre y diciembre, de 1982. Pág. 58.

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