Inevitable alza de precio del dólar e inflación

La disminución de las reservas internacionales del país, de alrededor de 15 mil millones de dólares a menos de 1.800 millones, está provocando una situación alarmante, expresada en la escasez de dólares en el mercado nacional. Mientras el Estado Plurinacional, por su parte, no tiene la moneda norteamericana de libre disponibilidad, ella circula en poca cantidad y se trata de que su cotización sea equilibrada en el mercado económico interno.
Hay algunos dólares, pero no hay divisas. Esa situación ya se ha reflejado en un proceso inflacionario que podría llevar al dólar hasta un precio mucho más alto que el actual, el mismo que, a la fecha, está bordeando los quince bolivianos por unidad, siendo muy posible que pronto llegue a niveles más elevados; lo que continuará provocando problemas sociales de consideración, asociados a los paros y bloqueos de transportistas.
La elevación del precio del dólar fue considerada hace diez años en otra nota editorial, donde se afirmó que el dólar ya se estaba devaluando y que seguiría en ese proceso, si no eran tomadas medidas de urgencia. Se planteó claramente: “devaluar o no devaluar, esa es la cuestión”. No solo eso, sino que se subrayó que la moneda boliviana se seguiría devaluando indefinidamente, hasta que sean adoptadas disposiciones oportunas. Tal devaluación efectivamente ocurrió en estos últimos meses, por la pérdida del valor adquisitivo del boliviano. Es más, se sugirió que podían ser adoptadas medidas de shock o medidas graduales, por cuenta gotas, porque, de otra manera, el problema explotaría con graves efectos.
Sin embargo, el tozudo gobierno masista de la época de las vacas gordas –que vivía una luna de miel sin paralelo– no adoptó alguna medida para atender la tempestad que se veía venir, cuya acumulación ahora explota con efectos de gran magnitud y que inclusive es imposible de controlar, llegando al extremo de desestabilizar la realidad política nacional y de ser más frágil que el cristal.
Entre otros, lo más notable será que el dólar se “dispare” tanto o más que en otras oportunidades, como había presentido la insurrección popular de noviembre del 2019, que ya preveía una situación de esta naturaleza, aunque las nuevas autoridades del MAS no tuvieron visión ni imaginación para vaticinar el futuro. Y, al igual que los gobiernos que le precedieron, tiene en su cuenta un juicio de responsabilidades, tanto por su incapacidad funcionaria, como por su irresponsabilidad histórica.
El hecho de que la moneda boliviana se haya devaluado en un mes en más del cincuenta por ciento, obliga al gobierno del Estado Plurinacional a encarar la situación completa con seriedad, en vez de estar pensando en incorporar al país al fantasmagórico bloque Brics, o estar anunciando proyectos poco menos que infantiles para enfrentar la crisis con referéndums que, en lugar de dar soluciones, agravarán mucho más el actual estado de cosas.