viernes, agosto 16, 2024
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Anapo asegura que biotecnología ayudará a salir de la crisis económica

La propuesta de acelerar los procesos de evaluación y aprobación de la soya HB4, la soya Intacta (RR+Bt), el trigo HB4 y el maíz Bt, es uno de los temas cruciales de la propuesta de los productores en el “Diálogo por la economía y la producción”. La Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo) sostiene que, con este acceso, la crisis económica que atraviesa el país podría comenzar a ser superada en el menor tiempo posible.
El presidente de Anapo, Fernando Romero, señala que realza el potencial agroproductivo del país y “nos desafía a aprovechar nuestros recursos renovables con un alto sentido de responsabilidad por la sostenibilidad del medio ambiente”.
Asegura que, tan solo con la aprobación de la soya con tecnología Intacta, ya evaluada, aprobada y cultivada en todos los países del Mercosur, en un mediano plazo las exportaciones generarían alrededor de 3.500 millones de dólares en divisas. “Prácticamente, el mismo valor que tuvo en su momento la exportación del gas natural”, resaltó.
El representante de los productores de oleaginosas y trigo asegura que, ante la escasez de dólares y cruda sequía que afecta a los productores de soya, el tercer rubro más importante en exportaciones, “el futuro para el país, ya en el corto plazo, se torna más complicado”.
“Desde el campo —afirma Romero— hemos visto cómo la escasez de dólares ha causado una importante elevación de costos en los insumos y servicios. Además, hemos tenido que optimizar esfuerzos para administrar los problemas de acceso al diésel; sin embargo, ante una caída de más del 30% en la producción debido a la sequía, la situación se hace cada vez más insostenible”.
La propuesta ha ganado fuerza en el “Diálogo por la economía y la producción” convocado por el presidente Luis Arce, que comenzó el martes y que proseguirá hoy con la participación de los principales representantes empresariales y de los sectores productivos del país. Esto porque se trata de un planteamiento que sale de un sector al cual ha virado la atención de todos en los dos últimos años, por su potencial productivo para proveer la materia prima del aceite vegetal de soya para la producción de biodiésel en el país.
Santa Cruz, el departamento que alberga el 97% de la producción de soya y el 49% del maíz en el país, atraviesa la mayor sequía registrada en los últimos 30 años. La situación, resultado en una caída del 30% en la producción de soya de verano y del 70%, en los cultivos de invierno como el maíz, el trigo, el girasol, el sorgo y la chía, se agrava frente la crisis climática.
Estudios realizados por la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno (Uagrm) señalan que dentro de cinco años, si se accede al maíz RR+Bt, el país podría pasar del déficit al superávit, al punto de convertirse en exportador también de ese grano clave para la alimentación mundial. Por ende, el consumo interno estaría garantizado a buenos precios y con soberanía alimentaria.
Así como la soya puede ser la salida, el panorama tendría una mejora contundente con la aprobación del maíz RR+Bt, pues Bolivia pasaría de ser importador a contar con un superávit de 1,3 millones de toneladas para 2030, transformando al país en un exportador neto. Los excedentes generados por el uso de maíz RR+Bt hasta 2030 podrían ser exportados, generando divisas por un monto superior a los 1.239 millones de dólares.
Soberanía alimentaria
Mientras tanto, la Plataforma Agroecológica del Trópico Subtrópico y Chaco, que es un colectivo de productores, consumidores, activistas, académicos e instituciones, que impulsan la agroecología, ve con preocupación que sectores ligados al agronegocio están movilizando a sus afiliados con bloqueos, con el objetivo de presionar al Gobierno para que de manera acelerada y sin criterios científicos se autorice la introducción de eventos transgénicos, como es el caso de la soya Intacta, la soya HB4, los maíces transgénicos BT y maíces transgénicos tolerantes al herbicida Glifosato que es catalogado como posible cancerígeno por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“Hay que recalcar que todos estos cultivos transgénicos actualmente están prohibidos por la Constitución Política del Estado en todo el territorio nacional (Artículo 255)”, apuntan.
Por otra parte, la crisis agropecuaria por la que atraviesan los productores no se resolverá con semillas transgénicas que solo están diseñadas para soportar pesticidas altamente tóxicos, que al final terminan en los alimentos de los bolivianos. Para salir de los problemas climáticos, como las sequías e inundaciones, se requieren más bosques, más áreas protegidas que brinden los servicios ambientales.
En Bolivia donde la soya transgénica tolerante al herbicida glifosato está legalizada, el uso de agroquímicos no se ha reducido. Desde el año 2000 al 2022, la importación de agroquímicos en Bolivia, se ha incrementado hasta un 500%, es decir se ha pasado de importar 30 millones de kg el año 2000, hasta llegar a importar 210 millones de kg (incluido el 30% que ingresa de contrabando, según el Senasag).

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