Ninguna crisis se va a resolver buscando culpables y mucho menos mediante políticas coercitivas. Las crisis se resuelven con acciones integrales, sensatas y sostenibles, fuera de apasionamientos e ideologías.
No van a aparecer los dólares controlando las exportaciones ni mucho menos dando una imagen de desconfianza y poca libertad económica al mundo entero.
Es momento para que el sector público y privado se unan para buscar soluciones concretas ante graves problemas como el desabastecimiento de carburantes, escasez de dólares, un tipo de cambio paralelo elevado y una inflación que día a día reduce el poder adquisitivo de nuestra moneda.
Estamos en una coyuntura muy conflictiva, donde no solamente hay un desequilibrio económico, sino que también político y social, gracias a un quebrantamiento en la gobernabilidad en Bolivia. Por lo tanto, públicos como privados deben de dejar intereses sectoriales de por medio y aplicar en el menos tiempo posible medidas salomónicas que resuelvan estos problemas, que desinflen la gran presión fiscal, financiera y política, y que permitan reconducir a la economía nacional por un mejor rumbo.
La población necesita recuperar la certidumbre, seguridad y la confianza, que se ha perdido hace tiempo atrás. La misma solo se recuperará si es que la población ve resultados concretos e inmediatos, señales positivas y óptimas que redireccionen a nuestro país hacia una estabilidad deseada por todos.
El autor es Presidente del Colegio Departamental de Economistas de Tarija.