Desde que el MAS llegó al gobierno en 2006, la población esperaba un verdadero “proceso de cambio” para mejorar su nivel de vida y entrar en un camino que conduzca a Bolivia hacia un desarrollo sostenible. Sin embargo, después de más de 15 años de gestión gubernamental, con un breve intervalo por la aparición de un gobierno transitorio, producto del fraude electoral descubierto y que provocó una insurrección popular y la huida del país de Evo Morales y otros gobernantes, la situación económica actual es muy preocupante.
Por el agotamiento de las reservas de gas, principal fuente de ingresos económicos que teníamos, hoy el gobierno de turno ha quedado muy limitado para enfrentar problemas como la falta de dólares y combustibles (en este último caso se dice que tendrá solución), el encarecimiento de productos de la canasta familiar, la pérdida de valor adquisitivo de la moneda nacional, la paulatina desaparición de fuentes de empleo formal, el crecimiento de males como la corrupción, el contrabando y el narcotráfico, entre otros.
A tal panorama de inestabilidad económica se suma la incertidumbre política, por la división y enfrentamiento entre arcistas y evistas. Por ello se requiere con urgencia que el gobierno de turno dé a conocer medidas efectivas para lograr, principalmente, la ansiada reactivación económica. Más que todo, porque diversos sectores sociales anunciaron medidas de presión si no son resueltos problemas como la falta de dólares, divisa necesaria para importación de insumos y materias primas; la jubilación forzosa, etc.
Al respecto, lo que abunda es la propaganda oficialista sobre medidas para enfrentar la actual crisis económica, anunciando proyectos fantasiosos como el descubrimiento de un mega campo de gas, del cual sin embargo se deberá esperar algunos años para saber si realmente será una importante fuente de ingresos económicos. También se habla de la creación de nuevas empresas estatales, olvidando que varias de las que están en funcionamiento son deficitarias y solo significan enorme gasto ahora que estamos en una época de vacas flacas.
Además, el gobierno de turno ha anunciado un referéndum para abordar problemas como la reelección presidencial, la subvención a los combustibles y la distribución de escaños parlamentarios, el cual es considerado por la opinión pública como una manera de deslindar responsabilidades. Se ha organizado reuniones con sectores empresariales, con las que se ha establecido algunos acuerdos de los que se espera que sean cumplidos. Y también con afines del arcismo, con el denominativo de “Gabinete Social”, el cual, como es obvio, apoyará todo lo que le convenga al gobierno de turno.
Particularmente se necesita resolver los problemas que afectan a la economía popular, la cual está cada vez más afectada, considerando que se trata de millones de bolivianos que no tienen cargos públicos y que deben sortear una serie de dificultades, como los bloqueos de caminos, para realizar sus actividades de subsistencia. Sin duda, la mayoría de la población demanda de las autoridades nacionales dejar de lado la propaganda engañosa, las quejas sobre supuestas confabulaciones internas y externas contra el gobierno de turno, el endeudamiento externo sin control, etc., y hacer los cambios que realmente hagan ver que la reactivación económica, tan anunciada y hasta hoy no alcanzada, será posible.