A pesar de que el Gobierno asegura que los indicadores son mejores a la de otros países, como baja inflación, el crecimiento y desocupación, la crisis macroeconómica que se registra en el país llegó también a la microeconomía, vale decir que tocó el bolsillo de la población, los productos subieron de precio y la falta de empleo se agudiza aún más, según criterios expresados por economistas.
Sostienen que se requieren recursos para estabilizar la economía, entre 3.000 millones a 10.000 millones de dólares, que necesariamente deberán ser financiados por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Según el Gobierno, el crecimiento económico el 2023 llegó a 3,1%, la inflación a 2,1% y la desocupación a 3,76%. Los indicadores muestran una economía saludable. Además, la deuda externa está menos del 30% con respecto al Producto Interno Bruto (PIB), por lo que tiene margen para seguir prestándose.
Entretanto, para los economistas la desaceleración de la economía es evidente, de 6,1% en 2021, bajó a 3,5% en 2022 y en la pasada gestión se registró una cifra de 3,1%. La inversión pública también bajó. La deuda pública alcanza a 80% del PIB.
El economista Ernesto Bernal sostiene que la pérdida del valor adquisitivo es complicada y más cuando no hay empleo formal, que no pasa del 15% o 20%. Mientras el resto es informal.
Para el economista Darío Monasterio y el presidente del Colegio Departamental de Economistas de Tarija, Fernando Romero, el principal problema a resolver es el déficit fiscal, que implica recortar gasto en funcionarios públicos y cerrar empresas públicas deficitarias.