La crisis económica provocada por el déficit fiscal, ocasionó la escasez de dólares, la falta de combustible y la ausencia de inversión privada en la economía nacional, que impacta negativamente en el autoempleo, emprendimientos pequeños y en la reducción de ingresos. Economistas alertan que la crisis multidimensional amenaza la estabilidad y el futuro del país.
Las pequeñas y micro empresas ya sienten los efectos de la crisis del dólar, pues la materia prima se encareció y por lo tanto los productos también, pero al elevar el valor de la oferta, las ventas bajaron.
Hace días, el Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), con retraso, de 1,31% al primer trimestre de la presente gestión, cuya cifra fue calificada por economistas como poco transparente, porque señalan que el país ingresó en recesión, mientras otros sostienen que Bolivia entró nuevamente en una desaceleración.
El próximo 2 de septiembre saldrán a las calles gremialistas, cuentapropistas y emprendedores por la falta de dólares, escasez de combustibles y aumento del precio de productos en el mercado nacional.
Asimismo, la devaluación del boliviano está por encima del 15%, y en algunos casos el porcentaje llega a 30%, lo que reduce el poder de la compras de los bolivianos. Si bien la economía macro ya presentaba cifras negativas, estás pasaron a la microeconomía, es decir, al bolsillo de la gente, pues siente que los recursos ya no alcanzan, según reflexionó el presidente del Colegio Departamental de Economistas de Tarija, Fernando Romero, en una entrevista anterior.
La Fundación Milenio, en julio, anticipó la crisis, y ya se observaba los efectos de la crisis en la población, al indicar que el rostro social de la crisis está en la precarización del empleo, informalización y cuentapropismo.
Por su parte, el consultor financiero Jaime Dunn, en sus redes sociales, alertó que Bolivia enfrenta una crisis multidimensional y amenaza la estabilidad y, por supuesto, nuestro futuro, cuyo resultado viene de políticas erróneas y corrupción institucionalizada, y el gobierno perdió definitivamente el rumbo.
Ocupación
La paradoja del mercado laboral en Bolivia es que, exhibiendo una tasa de ocupación considerablemente alta, arrastra un problema crónico de precarización, que se refleja en el inusitado crecimiento del cuentapropismo -un tipo de ocupación eminentemente informal, desprotegida y casi siempre mal remunerada-, señala Milenio.
“Actualmente, la informalización es una característica omnipresente en la economía boliviana: el 70% de los hogares urbanos del país se encuentran en situación de ocupación informal. El desempeño del mercado laboral en la gestión 2023, corrobora las dificultades persistentes para recuperar el nivel de ingresos familiares perdidos desde la irrupción de la pandemia. En efecto, el ingreso laboral promedio se ha mantenido prácticamente sin cambios desde mediados de 2022, cuando abandona una tendencia ascendente, para ingresar en una trayectoria plana. Como resultado, el ingreso promedio de 2023 es 13% que el ingreso promedio de 2019, lo cual indica que la situación laboral del país sigue marcada por el deterioro en la calidad de los empleos y por tanto en las condiciones de vida de la mayoría de los bolivianos”, sostiene.
En la presentación del informe económico de Milenio hace un mes atrás, el economista Gabriel Espinoza, uno de los colaboradores, dijo que la informalidad está llegando a su límite, por el número de personas que ingresan a este sector.
Ocupación y empleo
En 2023, el nivel de desocupación en el mercado laboral llegó a 3,9%, consistentemente con la tendencia de caída de este indicador desde la salida de la pandemia (cuando llegó a cifras récord de hasta el 10,8%). La Población Ocupada en el ámbito urbano ha pasado de 4,39 millones en 2022 a 4,56 millones en 2023, lo que supone un crecimiento anual de 4% en el total de la población que declara estar ocupada, señala Milenio.
Ese crecimiento es más del doble del registrado un año atrás, de solamente 1,6%. El inusual incremento en la población ocupada viene impulsado por la mayor incorporación de mujeres al mercado laboral. Así, mientras la población femenina ocupada en 2023 avanzó a una tasa de 5,9%, la población ocupada de hombres creció tan solo 2,3%, respecto de la tasa registrada en 2022, agrega.
Entretanto, en reiteradas oportunidades, economistas, como Gonzalo Chávez, Fernando Romero, Darío Monasterio y Gabriel Espinoza, por separado, indican que el desempleo es alto, y que el dato del aumento de ocupados, encierra una serie de precariedades, así como ingresos de supervivencia, ya que ganan para su gasto del día.
Aun así, el nivel bajo de desocupación abierta, se constata con la desaceleración en el ritmo de creación de nuevos empleos y mucho más tratándose de hombres que de mujeres. La creación menguante de nuevos empleos (formales e informales) se da desde mediados de 2021, y se ha acentuado en los años 2022 y 2023. Este fenómeno es más evidente cuando se compara con la situación laboral previa al estallido de la pandemia. Ello sugiere una saturación en ciertas actividades que tienen más dificultades para absorber a nuevos trabajadores, incluso en aquellos rubros donde predominan las labores por cuenta propia, detalla Milenio.
La situación de Bolivia empezó agudizarse, con la permanente escasez de dólares al tipo de cambio oficial, la escasez de combustibles, cuyos hechos provocaron un alza de los insumos y de las materias primas, que importan la industria nacional.
Tasa de participación laboral
La tasa de participación ha presentado un incremento sustancial, sobre todo en el trienio 2021-2023. Para los hogares, que buscan compensar una caída pronunciada de los ingresos laborales, la incorporación de más miembros de la familia al mercado laboral es una estrategia recurrente.
La mayor participación laboral se da ante todo por cuenta de las mujeres, cuya tasa de participación ha subido en más del 8%, pasando de una tasa promedio del 60% al término de 2019 a una tasa de 68,4% al concluir el 2023; siendo ésta la tasa de participación más alta en la etapa posterior a la emergencia sanitaria.
“Si bien la tasa de participación de los hombres ha crecido, su magnitud es considerablemente menor que la tasa de participación de las mujeres. Esto sugiere que el esfuerzo de las familias por insertar a sus miembros al mercado laboral, y con ello acrecentar de alguna manera los ingresos del hogar, está muy centrado en el trabajo de las mujeres”, sostiene Milenio.
Crece el cuentapropismo
La inserción laboral de nuevos integrantes del hogar está fuertemente asociada con las actividades cuentapropistas, las cuales entre 2022 y 2023 tuvieron un incremento de la población ocupada en ellas del orden del 6,4%, indica Milenio.
Comparativamente, el aumento en el nivel de ocupación de Obreros o Empleados Asalariados ha sido de 2,1%. También se debe destacar el aumento de la ocupación de las mujeres en actividades de servicios domésticos, con una tasa de crecimiento de 38%, habiendo pasado de 89 mil mujeres ocupadas en 2022 a un poco más de 119 mil en 2023.
Deterioro de los ingresos
A pesar de una mejoría en los indicadores de ocupación, los ingresos laborales continúan mostrando cifras similares o peores que en el periodo previo a la pandemia. Esto acontece pese a los incrementos salariales decretados por el gobierno desde el año 2021; incrementos por encima de la tasa de inflación anual y cuyo propósito declarado ha sido mejorar los ingresos de los trabajadores y de las familias, y especialmente de las de bajos ingresos. De hecho, si al término de 2019 el ingreso laboral promedio en el área urbana era de 3.212 bolivianos, a la conclusión de 2023 el ingreso salarial medio se hallaba en 2.800 bolivianos; vale decir, un 13% menos.
Ese nivel de ingreso laboral se ha mantenido prácticamente sin cambios desde mediados de 2022, momento en el cual los ingresos dejan de registrar una tendencia ascendente, para ingresar en una trayectoria plana. En otras palabras, los ingresos laborales todavía no han vuelto a los niveles de hace 4 años atrás.
La tendencia de deterioro de los ingresos laborales es coherente con el incremento de la ocupación en sectores dominados por el segmento sociolaboral de cuentapropistas o no asalariados y en los cuales los ingresos no siempre están garantizados. Ello, a no dudarlo, repercute sobre el ingreso laboral consolidado de los hogares, que registra una caída de 5% entre 2019 y 2023, habiendo pasado de 4.850 bolivianos a 4.590 bolivianos, en promedio.
Informalización del empleo
En los años que han seguido a la pandemia, la tendencia a la informalización del empleo ha adquirido más fuerza; y ya no únicamente como un problema que atañe a los trabajadores individuales, sino también a los hogares, entendida como unidad de toma de decisiones (por ejemplo, para el consumo o adquisición de deudas). Así pues, si en 2019 el 65% de los hogares se hallaban dentro del mercado informal urbano, para 2023 esa cifra abarca prácticamente al 70% de los hogares en situación de ocupación laboral.