Kelly G. Mundarain
Seguramente al ver las fotos reconocerás este lugar que ha sido escenario para múltiples Kdramas, cuando el romance aparece al querer el mismo libro que otro estaba por levantar de forma descuidada o con solo levantar la mirada que distraídamente se ocupa de ir al mundo de tus pensamientos.
Puedes apreciar el panorama con familias que se dedican a leer cuentos a sus hijos o a los mismos niños concentrados por horas en pintorescas historias. La icónica puesta en escena de libros, que te permiten su lectura en el lugar sin registro previo y que puedes pasar cuantas horas desees leyendo a los autores y títulos de tu preferencia, cada día es visitada por propios y extraños que se encuentran fascinados por las más de 70.000 muestras bibliográficas que transportan tu imaginación al tiempo y espacio que elijas.
Si bien la mayoría de los textos son escritos en coreano, tiene una cuantía de obras traducidas al inglés, español, francés, italiano y portugués. Si dominas alguno o varios de estos idiomas, te sentirás en el país de las maravillas. Pero no sólo existen traducciones, también se destacan libros de autores extranjeros. La biblioteca es tan impresionantemente grande que mi búsqueda de algún autor boliviano o al menos latinoamericano no tuvo éxito. Tal vez en otra ocasión pueda contar con más información para dar con estos autores en caso de que existieran.
¿Cuál es el criterio y el modo de la selección de libros que son tomados en cuenta para ser exhibidos acá?, me hice esa pregunta tantas veces, que intenté obtener la información de quienes se encuentran en los espacios de atención, pero lo único que me pudieron indicar es que el Encargado Oficial de la Biblioteca es el que hace la selección, basado en su criterio profesional.
En mi caso, opté por lo esencial, la selección de los libros estaba en función del idioma. Si bien el coreano es un idioma que estudio, aún no es lo suficientemente avanzado para la comprensión de libros extensos y profundos. Por lo que partiendo de esa premisa pude encontrar un grupo de libros en español, cuya temática y la más ampliamente difundida es la de la ocupación japonesa. Definitivamente, es notorio el impacto que ha podido tener la guerra para quienes vivieron ese terror tan abrumador. Según los relatos y las propias narrativas de sus autores, los protagonistas han tenido que migrar sin saber en principio siquiera a dónde iban y hasta dónde llegaron. A expensas de sobrevivir, apuestan su vida a quienes les brindan refugio, en algunos casos incluso de manera forzosa, haciéndoles esclavos.
Despegar de tu mundo y acercar tu mirada a la realidad de los autores es una alternativa si quieres distraer tu mirada del ritmo acelerado de la ciudad. Tuve oportunidad de leer 8 libros y dos de ellos relataban las amargas experiencias y sinsabores de sus protagonistas, conmovedoramente tristes y deprimentes, tanto la narrada con el título Flor Negra por Kim Young-Ha, como la de Keum Suk Gendry-Kim con HIERBA. Ambas han sido consideradas grandes obras por la crítica y cuentan con innumerables premios. El último en formato de cómic, muestra lo que una forzosamente denominada “mujer de consuelo” tuvo que atravesar para poder seguir viviendo.
Estas reconocidas líneas las hemos podido apreciar en películas e incluso en alguna que otra serie dramática, donde la narrativa histórica nos traslada. HIERBA, aunque refleja a una protagonista amena y entrañable, muestra la vulnerabilidad del ser humano y, sobre todo, la mujer al ser víctima de abusos inconmensurables que repercuten profundamente en su espíritu, y que pese ser sometida moralmente a situaciones que afectaron su salud mental y física, con todo el sufrimiento que atravesaba, imploraba en lo más profundo de su corazón su salvación. Como si permanecer con vida era la razón más importante, sin importar el costo.
Por su parte en “Flor Negra” hemos podido evidenciar la migración masiva a México, de familias coreanas que buscaban un lugar donde establecerse lejos de la guerra. Sin saber cómo actuar, desconociendo totalmente el idioma, el destino y cultura, se aventuraron a navegar en un barco en el que eran considerados mercancía para los hacendados mexicanos de la época. Imaginen los tiempos de guerra y esclavitud, el sufrimiento de seres humanos que debían, por miedo a perder la vida, aceptar vivir en tales condiciones. Por supuesto que lo mismo ocurrió en tantos otros escenarios y países, y es sobre lo que debemos necesariamente reflexionar.
Podemos imaginar un mundo mucho más integrador, y aunque ella (nuestra imaginación) nos transporte a escenarios que pueden ser extraídos de los doramas más románticos y alentadores, lo que sí es cierto es que, sin importar tu nacionalidad, credo o cultura, cada ser humano en el planeta ha sido y es capaz de atravesar y superar los momentos más dolorosos. Si la vida ha sido tan brutalmente cruel para algunos que optaron por seguir viviendo y la valoraron al punto de superar sus propios dolores para respirar un día más, ¿por qué hoy debemos ver a la juventud perder ese coraje por un criterio mucho más banal? Que el valor de estas personas con experiencias tan disímiles, dramáticas y extraordinariamente terroríficas sea nuestro ejemplo para continuar esforzándonos por mejorar nuestra condición y cumplir con nuestro propósito, vivir.
* Kelly G. Mundarain es periodista, corresponsal en Corea del Sur.