Gobernante o candidato presidencial que no tenga el coraje de tomar riesgos, es mejor que ni siquiera se presente a las elecciones generales del año 2025, si es que las hay. El derecho a elegir y ser elegidos, a ser consultados de los bolivianos es libre, pero no bajo estas condiciones. El Órgano Electoral Plurinacional, no da certeza, no da transparencia, no da seguridad en cuanto a los resultados, necesitamos un nuevo sistema de registro biométrico, un nuevo padrón electoral totalmente saneado, para asegurar transparencia electoral. Ni referendo ni elecciones pueden llevarse a cabo cuando hay desconfianza de la ciudadanía. Pero hay una intimidación sistemática y un miedo constante de la población boliviana, traumada por las elecciones fraudulentas del 2019. En cuanto al referendo que pretende llevar a cabo el gobierno, las 4 preguntas están direccionadas, con una clara intencionalidad política. No me interesa analizarlas. porque claramente y a toda vista son inconstitucionales.
Esa frase demagógica de Choquehuanca: “gobernar escuchando al pueblo”, solo puede nacer de un régimen totalitario, que pretende gobernar el país a punto de decretazos, con el estilo de los países antidemocráticos. Es cierto, presidente Arce, “Como estamos no vamos a poder seguir adelante”, si no tiene la valentía para tomar decisiones trascendentales para el país, su investidura está por demás en Bolivia. No tenemos presidente, no tenemos legisladores, no tenemos jueces y no tenemos árbitro electoral independiente, así no podemos seguir adelante. Veo a los ciudadanos como víctimas de un régimen antidemocrático, que solo los utiliza para avalar sus fines políticos. Porque tenemos gobernantes que no son capaces de asumir su responsabilidad ante el pueblo.
Bolivia quiere un liderazgo valiente, capaz de enfrentar el peligro y tomar riesgos. ¿Queremos un presidente cobarde?, parece que eso es lo que tenemos. El presidente no quiere aceptar la realidad, no tiene la valentía de reconocer sus errores, que por cierto han sido muchos, ni hablar del exmandatario. El presidente y el exmandatario, no han tenido la valentía de hacer las transformaciones que necesita el país. Siempre han hecho lo fácil; lo seguro, lo de costumbre; lo rutinario; a su modo, pero jamás se han arriesgado a hacer las cosas de manera diferente. Jamás se arriesgaron a salir de su zona de confort; siempre han preferido la comodidad y si se equivocaban no faltaba el “chivo expiatorio” a quien echarle la culpa.
Quien conoce al pueblo boliviano; sabe que a éste no le gusta la imposición, no le gusta la coacción; el que quiera ir por esa vía sabe que solo le espera la violencia. Pero en Bolivia a nuestros gobernantes se les ocurre ser reelectos las veces que les da gana, hacer referéndums inconstitucionales, sin respetar nada, en especial la libertad de elección y el voto de los electores. Gobernar lo toman como un chiste, siempre buscan las salidas fáciles, son ingeniosos para salirse con la suya, violando las mismas leyes o decretos que han promulgado y, para rematar, se burlan de la voluntad popular. La insensatez de nuestros gobernantes en Bolivia y en Latinoamérica no tiene límites; hacen algo peligroso sin pensar en las consecuencias y algunos medios de comunicación vendidos al poder los llaman “heroicos” o “líderes de talla mundial”, etc.
En la coyuntura actual; son los cobardes los que están al frente de las instituciones públicas; porque los valientes queremos mantenernos íntegros e incorruptibles. Ya llegara el momento en que los valientes saldrán a la luz y los cobardes se esconderán en la oscuridad. Nuestros líderes políticos tradicionales, son pequeños de pensamiento y mezquinos de sentimientos, carecen de proyección histórica; de perspectiva histórica y de perspectivas ideológicas, por eso se dejan llevar por la visión inmediatista de las cosas. Por eso se desenvuelven en medio de las maquinaciones malvadas; como esta convocatoria a referéndum; con una total ausencia de valores morales y principios éticos, carecen de ideas e ideales. No saben cómo hacer frente a la crisis económica y energética que ellos mismos han propiciado.
La Historia de Bolivia en las últimas dos décadas es una historia amarga, dolorosa, una historia de improvisación y de corrupción en la gestión pública. Se enriquecieron de la manera más asquerosa unos cuantos, a costa de los más pobres. El discurso demagógico solo sirvió de arma para dividir al país, sus gobernantes no se cansan de abrir la grieta en cada oportunidad que se les presenta. En vez de unir a los bolivianos, nuestras autoridades no se cansan de utilizar el discurso antiimperialista y pseudo populista, están muy nerviosos y lo saben, las encuestas no juegan a su favor. Este régimen neocolonial, nos miente todo el tiempo, nos obliga a aprender obediencia y sumisión con el estilo colonizador, pero este método fracasó y fracasará siempre que luchen contra la idea de la libertad. Solo saben gobernar a base de pan y circo con estilo romano. O con maniobras distraccioncitas como este referéndum.
Hoy en Bolivia todo es anarquía y confusión. El partido gobernante tendrá un dramático fin, no me cabe la menor duda. Entre la salvación de un pueblo y los sentimientos de gratitud hacia unos tiranos, no hay término medio, la vacilación es un crimen. ¿No les parece? Esperamos tiempos mejores; no perdemos la esperanza de que un verdadero líder, valiente, con un proyecto de país diferente, aparezca en el futuro.
Jhonny Vargas es Politólogo y Docente de Postgrado.