domingo, septiembre 1, 2024
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Faltan dólares y ahora falta gente

Parte I

Faltan dólares y ahora falta gente, algo muy raro está sucediendo en Bolivia, nadie está conforme con los resultados del Censo de Población y Vivienda 2024. Es un tema muy sensible para muchas regiones del país. Actores políticos rechazan los resultados del Instituto Nacional de Estadística (INE) y continúan las repercusiones y expectativas en torno a estos resultados. Cifras preliminares revelan que Bolivia tiene 11.312.620 habitantes, según el INE la baja fecundidad y el covid 19 influyeron para estos resultados, lo cual genera descontento en muchos departamentos y municipios, en especial por la redistribución de los recursos públicos. El presidente Arce dice: “Hemos cumplido, tuvimos un censo técnico, que dio resultados técnicos”. Siguiendo esa misma línea le diré al primer mandatario: “Hecho está, tuvimos un censo político, que dio y dará resultados políticos”. Vamos al análisis desde otro enfoque.
¿Usted olvida dónde vivimos? Aquí todo vale en política. Con los resultados truchos del Censo 2024, se impone unos límites muy estrictos a nuestras ilusiones de desarrollo y esperanzas de cambio. Estos límites se llaman ignorancia política, escasez de dólares e incertidumbre sobre el futuro que nos espera a los bolivianos. La información dispersa sobre población y vivienda en la sociedad boliviana, sobre demandas, ofertas, existencias, procedimientos estadísticos, planes y expectativas escondidas en la mente de los bolivianos, es muy importante recoger datos, analizarlos y difundirlos cuando se hace un censo realmente técnico. Pero cuando se hace un censo político, la ciencia estadística y la metodología no cuentan y está por demás el análisis.
La ignorancia no le permite al Gobierno ver más allá de sus narices, solo le interesa la conservación del poder y todavía muchos políticos funcionales de oposición buscan y ofrecen modos paternalistas de sanar el país. Después de los resultados del Censo 2024, el país está herido, inconforme y, lo peor de todo, está desesperanzado. Es un crimen, un horror lo que se hace contra la población boliviana, pero en los resultados del censo, los errores se esconden donde menos se espera. Con estos números nada creíbles, en comparación con las proyecciones de población del INE al 2022, las diferencias son abismales y dejan muchas dudas a los especialistas en estadística. Con estos resultados, mucho perdieron Santa Cruz y Tarija. Como por arte de magia, le falta gente a Santa Cruz, le robaron casi 1 millón de habitantes y a Tarija casi 100.000 habitantes, en relación con las proyecciones de los especialistas. Tradicionalmente, estos dos departamentos no son azules, lo que es un dato curioso y perverso. La estrategia de fraude es simple, la mentira.
La mayor tasa de crecimiento fue de Pando, donde el ex ministro Juan Ramón Quintana aplicó su plan de poblar las regiones amazónicas, con intencionalidad política, para pintarlas de azul. Desde un punto de vista de estrategia electoral del MAS, Pando se convierte en un bastión del partido en función de gobierno. Santa Cruz, también juega un papel central para definir al ganador de las próximas elecciones generales. El INE como herramienta de fraude del instrumento político que gobierna, jugará todas sus cartas para conquistar este bastión electoral que, juntamente con la ciudad más joven de Bolivia, El Alto, definirán de una y otra manera a quien se sentará en la silla presidencial.

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