lunes, septiembre 2, 2024
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Sobrevivientes de la dictadura piden a jóvenes seguir la lucha

A medio siglo de las torturas y ejecuciones de las dictaduras militares en Bolivia ejecutadas en el plan Cóndor, dos sobrevivientes recordaron la crudeza de estos hechos y reiteraron la importancia de continuar articulando uniones civiles orgánicas para luchar contra la represión del poder, recordando que ésta “siempre será en contra, venga de donde venga, y nunca a favor del pueblo”.
Las dos expresas políticas compartieron estas experiencias durante la proyección de la película “Olvidados” en el Café Semilla Juvenil de la zona de San Pedro, en La Paz, el pasado sábado 24 de agosto. El filme retrata las violaciones de derechos humanos perpetrados por militares en un centro clandestino de tortura en Buenos Aires, llamado Automotores Orletti, en 1975.
En este evento de ingreso gratuito, estuvieron presentes las “compañeras de celda” de las represiones militares, la médico y exministra de Salud, Nila Heredia, y María Victoria Fernández, quienes aplaudieron la veracidad de los hechos reflejados en la película y comentaron cómo los vivieron en carne propia hace ya cinco décadas.
Al recordar que el plan Cóndor consistió en la articulación internacional de aparatos represivos militares que intercambiaban información entre Bolivia, Argentina, Paraguay y Chile, Heredia destacó que estas fuerzas “precisaban tener la información en Bolivia”, toda vez que muchas uniones civiles orgánicas que combatieron contra la represión se gestaron en tierras bolivianas.
La exministra remarcó la importancia de reunirse en sociedad para continuar articulando movimientos en contra de la dictadura. En sus palabras, “lo más peligroso para los militares eran precisamente los grupos guerrilleros: había que matarlos, no tomarlos presos (…). Los que sobrevivimos tenemos una suerte maravillosa. Prácticamente todos han muerto a palos, fusilados, torturados, y otros siguen desaparecidos”, comentó a la audiencia asistente.
En ese sentido, destacó la valentía de muchos jóvenes para reunirse y luchar por sus ideales aún a costa de la vida, pues muchos de los torturados eran apenas estudiantes universitarios, tal como retrató la película. Sin embargo, advirtió que las juventudes actuales carecen de los mismos ideales.
“No hay que olvidarse (de estos hechos), fue difícil ver la película (pero) nos da la fuerza para decirles ‘nunca más’. No nos sigamos peleando por tonteras, el enemigo está ahí afuera, está acechando”, pronunció Heredia.

“NOS TURNÁBAMOS PARA DORMIR”
Por su parte, la otra sobreviviente invitada, María Victoria Fernández, recordó también la crudeza de las vivencias que experimentó con Heredia durante los años setenta. “En Achocalla mataron a gente con ramas de eucalipto (…). En un cuarto de dos por dos (metros) nos metieron a 12 chicas presas, (donde) nos turnábamos para dormir y echarnos”, recordó con una sonrisa nostálgica.
Refiriéndose al espacio donde se proyectó la película, el salón en memoria del padre Daniel Stretch del Café Semilla Juvenil, Fernández sostuvo que ese fue precisamente uno de los espacios donde germinaron las acciones guerrilleras. “Cuando salí de prisión, en vez de ir a mi casa, otra vez vine aquí”, comentó.
Reiterando el pedido a la sociedad de “no dejar de reunirnos”, Heredia finalizó manifestando que no se olvide a los que lucharon por la libertad y la democracia, pues mientras algunos pudieron sobrevivir y ser reconocidos en vida, muchos otros quedaron olvidados.
“Los que tuvieron la suerte de estar en algún espacio fueron reconocidos y condecorados, (pero) nuestro pueblo, los que dieron el pecho, ¿dónde están?”, cuestionó la exministra, en clamor de aquellos que desaparecieron durante el régimen militar, un hecho funesto que enlutó a decenas de familias bolivianas.

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