En el país ahora la población –con excepción de afines al MAS que ocupan cargos públicos y reciben jugosos sueldos– lucha contra numerosos problemas para sobrevivir, principalmente por el crecimiento veloz del desempleo, debido a la desaparición paulatina de empresas formales. Por ello espera del gobierno de turno soluciones de urgencia para graves problemas, como la escasez de dólares, de combustibles, los atroces incendios forestales en el oriente y otros, que implican enormes perjuicios para millones de bolivianos.
Sin embargo, los remedios no aparecen, lo que refleja la inoperancia gubernamental y el derrumbe de mitos masistas, como el de que en el país desde 2006, cuando comenzó el régimen populista actual, se respeta a la madre tierra, que con el “proceso de cambio” nuestro país progresaría en todo sentido, etc. Pero a casi 20 años de tanta demagogia, hoy el país soporta una crisis económica que, por fin, es reconocida por el gobierno de turno, pues al casi desaparecer la principal fuente de ingresos, que es la venta de gas a países vecinos, los recursos económicos escasean. Y el presidente Arce, que hace algunos años había declarado con orgullo que “nuestra economía estaba blindada” se ve obligado a clamar por la aprobación de créditos externos en el Legislativo.
Lo peor es la falta de autocrítica del gobernante, pues achacar a Evo Morales por no haber “cuidado la nacionalización de hidrocarburos”, por lo que no hubo inversión para descubrir nuevos pozos de gas, es deplorable, considerando que fue su Ministro de Economía. En todo caso, la población en general ha sido la víctima del mal gobierno masista desde el 2006 y ahora vive en medio de la incertidumbre y la propaganda oficialista destinada a hacer creer que la situación no es grave y que las autoridades nacionales actúan oportunamente para resolver problemas. No obstante, en el caso del desastre ambiental, la realidad muestra que después de tres meses de incendios, particularmente en el oriente, casi 4 millones de hectáreas de bosques y pajonales han sido destruidos, así como millones de animales han sido carbonizados.
Mientras diversos sectores sociales manifiestan rechazo e indignación ante los incendios sin control –sin que el gobierno haya asumido oportunas medidas de prevención, a pesar de que se sabe quiénes están interesados en la depredación del medio ambiente–, el masismo muestra mayor interés en dilucidar si el candidato de los arcistas o de los evistas será el elegido para representar al partido azul en las elecciones generales de 2025. Y con ese objetivo no dudan en iniciar bochornosos y violentos enfrentamientos y amenazar con medidas de presión como bloques de calles y caminos hasta lograr sus mezquinas metas.
En consecuencia, la convulsión social podría volver por políticas erradas de los gobiernos masistas, que no han logrado solucionar problemas como los aludidos, por falta de manejo correcto de la economía nacional y por dedicarse a la politiquería.
Politiquería en vez de soluciones urgentes
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