miércoles, septiembre 18, 2024
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De manera conjunta

Severo Cruz Selaez

“Bolivia es un país complejo, que a lo largo de su historia ha tenido momentos gloriosos, como también dolorosos, pero de eso se trata el progreso y el desarrollo: aprender de nuestras derrotas y potenciar nuestras victorias”. Con estos conceptos se refiere, al proceso político nacional, el pensador boliviano Marcelo Miranda Loayza (*).
Considerando tales expresiones, urge quitar, en principio, de la imagen de Bolivia todo elemento nocivo que la haya empañado durante su existencia, con la perspectiva de celebrar el bicentenario de fundación. Los políticos, en particular, están conminados a obrar con honestidad y transparencia, a deponer el cálculo político, para no recaer en la confrontación. A despojarse de intereses particulares. A pensar, prioritariamente, en un futuro mejor, con ideas y propósitos inclusivos. Que ciertas posturas mezquinas no entorpezcan tales finalidades. Que el esfuerzo y la unidad permitan, ahora más que nunca, encarar la crisis económica, generada por los gobiernos de turno. Desechemos, en consecuencia, acciones sectarias y enarbolemos, de manera conjunta, la gloriosa tricolor.
Propongámonos construir, como homenaje a los manes de la Patria, una Bolivia Nueva, sin politizarla, al servicio de las personas de escasos recursos que requieren, ahora más que nunca, mayor atención gubernamental, para solucionar sus problemas inmediatos. Hagámoslo obviando las diferencias internas y liberándonos de toda atadura externa que, como bien se sabe, conlleva el sometimiento político y el entreguismo de nuestros recursos naturales. El cambio de la coyuntura politizada nos permitiría avizorar un porvenir más llevadero.
En ese contexto, Bolivia nunca más debería ser reducto del favoritismo, corrupción, contrabando, narcotráfico, trata de personas, inseguridad ciudadana, bloqueo, confrontación. Y habría que evitar el desvío de fondos públicos, que enriquece a unos cuantos y atenta contra los supremos intereses nacionales. Impulsemos una tarea moralizadora, con miras a erradicar la corrupción, que se ha incrustado, en el manejo de la cosa pública. Y que esa actitud signifique también una investigación de todas las fortunas de dudoso origen. Busquemos, por todos los medios, la transparencia y la honestidad, en democracia.
Mientras los oficialistas están enfrascados en peleas internas, la población exige respuestas inmediatas para resolver la desastrosa crisis económica. Anhela, por lo tanto, una Bolivia productiva y competitiva, que genere confianza y tranquilidad. Basta de discursos falaces y tendenciosos, que enervan el espíritu de los bolivianos.
Construyamos el futuro, sin imponer condiciones. Redoblando voluntades, sin escatimar esfuerzos, como verdaderos hermanos y hermanas. El resultado de todo ello será el legado para las generaciones que vienen. Entonces, éstas se enorgullecerán de nuestro afán constructivo, que pervivirá ante la historia.
En suma: ojalá aunemos esfuerzos para celebrar, debidamente, nuestro bicentenario. Con voluntad política, hasta la victoria final.

(*) Marcelo Miranda Loayza: “Entre Talacocha y el populismo”. EL DIARIO, La Paz – Bolivia, 7 de agosto de 2021.

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