El municipio amazónico de Riberalta, ubicado al norte del departamento del Beni, se encuentra inmerso en una de las crisis ambientales más graves de su historia. La región, golpeada por una intensa sequía y el incesante avance de incendios forestales, no recibe el apoyo oportuno y necesario para combatir este desastre.
Desde julio, Riberalta se declaró en emergencia y, hace poco más de dos semanas, en situación de desastre. Sin embargo, pese a estas medidas y las disposiciones establecidas por la Ley 602 de Gestión de Riesgos, la ayuda por parte del Gobierno central y departamental no ha llegado de manera efectiva, según declaraciones a EL DIARIO del senador suplente de Comunidad Ciudadana (CC), Fernando Vaca, quien alertó sobre la gravedad de la situación en el municipio.
Hasta el momento, todos los esfuerzos para controlar el desastre provienen exclusivamente de las autoridades locales, a través de la Unidad de Gestión de Riesgos (UGR) del Gobierno Municipal, que, según Vaca, opera con serias limitaciones en recursos técnicos, logísticos, económicos y humanos. A pesar de estas dificultades, la comunidad local ha respondido con solidaridad. Jóvenes voluntarios, junto con las autoridades locales, luchan por mitigar el fuego que ya ha arrasado con más de 50 mil hectáreas de vegetación.
El lunes 16 de septiembre fue uno de los días más críticos, con niveles de contaminación atmosférica sin precedentes, lo que hizo que el aire se tornara prácticamente irrespirable. Aunque el Gobierno nacional envió recientemente 15 toneladas de ayuda humanitaria, parte de las cuales deben ser compartidas con el municipio vecino de Guayaramerín, la asistencia no ha incluido recursos clave como bomberos y equipos necesarios para sofocar los incendios.
“Son días desesperantes”, lamentó Vaca, quien, al igual que muchos habitantes de la región, clama por una coordinación urgente y efectiva entre las autoridades nacionales y locales para enfrentar esta emergencia. La Ley 602 estipula mecanismos para la gestión de riesgos, pero su implementación en esta situación ha sido deficiente, dejando a Riberalta al borde del colapso ambiental.
La comunidad sigue a la espera de una respuesta más contundente por parte de las autoridades nacionales, mientras que los incendios y la sequía continúan devastando la región amazónica. (Riberalta, EL DIARIO)
Desastre en el Beni
Los incendios y sequía dejan a Riberalta al borde del colapso
> El fuego y falta de ayuda ponen en riesgo el pulmón amazónico de Bolivia.
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