Evo Morales es el culpable directo de la falta de dólares y la escasez de gasolina y diésel, afirmó de manera categórica el presidente Luis Arce Catacora, en el discurso que pronunció el 8 de septiembre pasado, oportunidad en la que, además, dijo que el gobierno aplicará “soluciones estructurales y medidas a corto plazo”, para sacar al país de la crisis en que se encuentra.
Observaciones de la opinión pública sobre dichos asuntos ya eran conocidas por todos, pero el actual jefe del Estado Plurinacional, sostuvo que “El principal problema que explica la falta de dólares y combustibles en Bolivia es que no se cuidó adecuadamente la nacionalización de los hidrocarburos y no se invirtió en exploración. Eso resultó en una caída de la producción de combustibles”.
La denuncia implica que tal nacionalización fue realizada en forma demagógica y, como consecuencia, ahora los sectores productivos, entre otros, se hallan en medio de dificultades a corto y mediano plazo, para las cuales se requiere soluciones de urgencia. Pero, en particular, se espera la sanción respectiva de parte de la sociedad boliviana a quienes no adoptaron medidas oportunas para diversificar la economía y encontrar nuevos yacimientos de gas, por cuyo agotamiento, que implica que el país deje de contar con la principal fuente de ingresos económicos, los bolivianos deberán padecer decenios de crisis.
Cabe recordar que, durante la época de las vacas gordas, el régimen de gobierno presidido por Morales estaba en un festín, derrochando dólares en congresos faraónicos, marchas, corrupción y gastos irracionales, siendo el país encandilado por la propaganda oficialista. Pese a ello, la opinión pública no dejó de emitir su protesta y, en particular, los medios de comunicación le advirtieron al gobernante de turno que, por la forma irresponsable con la que estaba manejando las finanzas del país, éste llegaría inevitablemente a una situación calamitosa, como la que hoy estamos padeciendo.
Además, el gobierno de Morales descuidó otros renglones de la economía nacional y, por su obsesión de mantenerse en el poder, inclusive violando la Constitución y burlando el resultado de un referéndum, nunca pensó que el país estaba siendo destruido y que su recuperación tardará décadas.
Pero no es suficiente que el presidente Arce denuncie los alcances de la crisis económica, sino aclarar totalmente este problema y la forma más adecuada de hacerlo es sometiendo al despótico e irresponsable gobierno de Evo Morales a un Juicio de Responsabilidades, que sirva para evitar la repetición de los enormes errores que cometió el caudillo cocalero. Por ello Morales debe ser objeto de investigación, juicio y sanción. Es más, es necesario acabar con las ambiciones de poder que lo devoran y que, además, están alentadas por fuerzas externas, de las cuales dispuso a su gusto, lo que le causó al pueblo boliviano una crisis general, no solo económica, sino crisis de valores morales.
Finalmente, no deberían estar la expresidenta Jeanine Añez y sus colaboradores condenados por haber intentado rectificar la política económica del régimen masista, sino quienes condujeron al país al estado de ruina al que ahora ha llegado.