jueves, septiembre 26, 2024
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Marchas y bloqueos absurdos y anárquicos

La historia contemporánea ha demostrado que los bloqueos, marchas, paros y otros han pasado de ser acciones que favorecían al pueblo en general y en particular a los trabajadores, a medidas de presión vandálicas y negativas, que van contra la historia y perjudican no solo a su propia causa, sino que se desprestigian rotundamente.
Esas manifestaciones ahora se han convertido en armas letales que atentan contra los propios intereses de los trabajadores y al servir a caudillos de plazoleta, que por sus ambiciones políticas son enemigos de sí mismos. Tan aventurada es esa ciega actitud, que va contra el desarrollo de la historia.
Lo cierto es que esas marchas, bloqueos y otros condujeron al país al abismo desde hace unos veinte años. El descuido de políticos venidos a menos produjo la actual crisis económica, política y social, que se ha producido porque la nación se ha dejado abusar por el primer aventurero que apareció en su camino.
Al respecto se puede recordar lo que pasó en Perú hace tres años. Por una crisis política fue expulsado del poder un presidente populista, lo cual fue aprovechado por los alienados seguidores del proyecto del socialismo del Siglo XXI. Es más, estos organizaron grandes marchas y bloqueos con dirección hacia Lima para hacer de las suyas. Pero el gobierno no se dejó sorprender y con dos gritos hizo retroceder a las masas y puso fin al caos que amenazaba con intensificarse. Al mismo tiempo, se mostró que las marchas, bloqueos y otros eran solamente cortinas de humo que desaparecían ante la primera advertencia del Ministro de Gobierno.
En más, ahora se puede pensar lo mismo sobre la crisis que vive Bolivia. Los “movimientos sociales” son solo montones de ladrillos rotos que se derrumban. Pero todo depende de que las autoridades nacionales no se dejen sorprender y actúen con decisión en el momento en que los picaros están al acecho. Antes estas marchas tenían algún apoyo público, pero ahora por sus objetivos mezquinos solo merecen desprecio. Ya pasó su tiempo y como dice el refrán popular, “Santo que pasó su fiesta, a un rincón”.
Por otra parte, los bloqueos y marchas de adictos solamente han derivado en acciones anárquicas, al carecer de objetivos valederos para la mayoría de la población, degenerando así en acciones rebatibles y condenadas al desastre, más tarde que nunca. Las manifestaciones sin buena dirección partidaria, sin objetivos patrióticos, sin contar con condiciones internas y externas, no van a ninguna parte, más aún cuando tienen al frente a una fuerza oficialista organizada con toda clase de recursos. También se olvida que millones de bolivianos están cansados de la politiquería y la demagogia.
De ahí que, con anticipación, por esos factores el llamado intento “golpista” terminará en un gigantesco chasco y hasta en un suicidio político.

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