En nuestro país se ha hecho costumbre pensar que las arcas tienen que ser llenadas para solventar gastos, inclusive mediante préstamos del exterior. Este modo desatinado de actuar, se opone a principios elementales de prudencia y sensatez. Es muestra de poca seriedad, especialmente cuando se maneja la economía con irresponsabilidad, pues en la administración de los recursos nacionales se debe cumplir con reglas que garanticen honestidad y eficiencia. De ninguna manera los negocios del país tienen que ser manejados de manera discrecional y hasta festinatoria.
Actualmente, se cuestiona la validez del modelo económico social productivo aplicado por el MAS desde el año 2006, cuando este partido populista llega al gobierno, porque aumenta la cantidad de graves problemas, como la escasez de dólares y combustibles, la desaparición de empleos formales, el alza de precios de alimentos, medicamentos, servicios, etc. En resumen, el Estado ya no cuenta con dinero suficiente para atender múltiples necesidades, como las mencionadas y otras, por lo que se ve obligado a implorar la aprobación de créditos externos en la Asamblea Legislativa, donde se observa división en el propio MAS, entre arcistas y evistas. A pesar de que esa fragmentación es dudosa, pues algunas veces actúan ambas alas en la misma dirección, esos préstamos son objeto de varios cuestionamientos, como que primero se demuestre el destino de ese dinero y si es aceptable seguir endeudando al país.
Lo más criticable es que desde el gobierno de turno no surgen propuestas económicas sustentables y de corto plazo que permitan que el país vaya saliendo de la crisis económica a la que el país ha sido llevado por casi veinte años de deficiente régimen masista, más dedicado a dilapidar la enorme cantidad de dinero recibido durante la época de las vacas gordas, debido principalmente a la venta de gas a países vecinos. Hoy vemos más que todo propaganda gubernamental para hacer creer a la población, por ejemplo, que hay una especie de sabotaje por parte de los asambleístas que no quieren aprobar los créditos. Y que una “industrialización” en ciernes será la clave para mejorar la crítica situación económica del país.
Pero endeudar más al país no puede ser la única solución, pues principalmente se requiere hallar otras fuentes de ingresos, para no depender de la venta de gas, energético cuyas reservas están en ínfimo nivel, por falta de previsión de los gobiernos masistas. Y es que después de anunciar con bombos y platillos la llamada “nacionalización de los hidrocarburos”, solo se ocuparon de agotar los pozos descubiertos por anteriores gobiernos y no impulsar la exploración para descubrir nuevos yacimientos.
En todo caso, los déficits demuestran cuán ineficiente es una administración gubernamental, a pesar de su profusa propaganda engañosa.
Endeudar más al país no es la solución
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