sábado, diciembre 21, 2024
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La violencia afecta a la democracia

Sin duda, todo acto de violencia, como marchas de índole política, disfrazadas de solamente expresiones de descontento de sectores sociales, atenta contra el sistema democrático apoyado por la mayoría de la población. Y es que vivir en democracia, implica buscar consensos a fin de hallar soluciones sin demora para diferentes problemas que afligen a la ciudadanía.
En la actualidad, no le hacen bien al país, que hoy soporta una crisis económica, política y social, los enfrentamientos violentos en las calles entre partidarios del presidente Luis Arce Catacora y del ex gobernante Evo Morales Ayma, sectores que, en el fondo, buscan que uno de ellos sea candidato del MAS para las elecciones del año 2025.
Mientras que millones de bolivianos, dedicados a sobrevivir al margen de los vaivenes políticos, demandan paz, seguridad jurídica e incentivos para desarrollar sus actividades productivas, porque solo trabajando podrían sustentar a sus familias.
Que se presenten marchas de protesta con violencia, procedan de donde sea, es condenable, porque cualesquiera manifestaciones que afecten a los derechos ajenos son contrarios al bien común, a la seguridad y tranquilidad de los pueblos. Por el contrario, en democracia se debería debatir puntos de vista y buscar unidad, si en verdad interesa el “vivir bien” de la mayoría de la población, como desde 2006 pregona hasta el hastío el masismo, aunque en los hechos no sucede así.
En cuanto a los marchistas, del bando que sean, mientras no incurran en actos violentos, tienen derecho a reclamar, pero, lastimosamente, esto no ocurre en los últimos años. Es el caso de la reciente “Marcha para salvar Bolivia”, que ha causado enfrentamientos violentos entre arcistas y evistas, con varios heridos e inclusive con agresiones a gente de prensa que solo cumplía con su deber de recabar información. Y como ocurre en muchos casos, seguramente tales atropellos a periodistas quedarán en el olvido.
Por su parte, el Gobierno nacional tiene que hacer conocer a tiempo cómo atenderá las demandas sociales, a fin de evitar que las marchas de protesta lleguen a extremos de violencia o los sectores descontentos decidan asumir medidas drásticas, como los bloqueos de caminos, que causan enorme perjuicio a sectores productivos y a la ciudadanía en general. Todo intento para lograr conciliación, actuando oportunamente y con sinceridad, siempre será bienvenido. Y si son probados los abusos que sean cometidos por marchistas beligerantes, las autoridades deberían hacer conocer investigaciones para que sean sancionados como corresponde.
Finalmente, arcistas y evitas deberían entender que la mayoría de los bolivianos espera, más que todo, formas de salir de la actual crisis económica, causada por la inoperancia gubernamental desde el año 2006, particularmente porque se derrochó la gran cantidad de dinero que el país recibió por la venta de gas al Brasil y la Argentina.

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