Creo que todos sabemos que las elecciones de Estados Unidos son las más importantes del mundo, pero las de este año, en particular, serán decisivas para el futuro de todo el planeta. Estamos hablando de una elección entre dos candidatos con visiones del mundo muy diferentes; quien gane marcará políticas globales decisivas por los próximos cuatro años.
Me atrevo a decir que, por primera vez en la historia, habrá un candidato “comunista” en las elecciones de 2024; estoy hablando, por supuesto, de Kamala Harris. Si bien hubo múltiples líderes demócratas que han adoptado políticas de izquierda, ninguno de ellos jamás mostró tendencias comunistas o apoyo a gobiernos de extrema izquierda como vemos con Kamala Harris. La actual vicepresidenta es una partidaria y también pupila del nefasto político Bernie Sanders, un demócrata abiertamente de extrema izquierda, que incluso ha mostrado su apoyo a regímenes macabros como el de Nicolás Maduro. Sanders es el líder más notable del ala de izquierda radical del partido demócrata, y Harris, antes de ser vicepresidenta de Biden, siempre mostró una postura más similar a la de él.
Es preocupante que Harris tenga la posibilidad de ser candidata siendo comunista, pero más aún que pueda ganar la elección, claro, por un fraude, ya que cuenta con el apoyo de las principales instituciones de poder norteamericanas, de las élites de Silicon Valley y de los medios de comunicación mundiales más grandes. Si es electa, estaríamos ante el principio del fin, y no tengo dudas de que llevaría al mundo a una tercera guerra mundial. Ha mostrado ser una líder incapaz y una mentirosa que ha encubierto durante cuatro años la enfermedad mental de Biden, poniendo en grave peligro a Estados Unidos. Para sintetizar, es una comunista, radical, mentirosa e incapaz; esos son sus principales atributos.
Por otra parte, tenemos a Donald Trump, el enemigo público número uno de los medios de comunicación tradicionales y de los jefes e instituciones de poder principales de Estados Unidos. Siempre se lo ha atacado de manera injusta por todo y por nada, esto porque representa una visión del mundo opuesta al progresismo y a la cultura woke. Trump es un líder nacionalista que, en su gestión, logró brindar orden y seguridad a sus ciudadanos, además de generar una gran cantidad de empleos y favorecer el crecimiento estable de la economía de Estados Unidos. Para solo haber contado con cuatro años en el poder, ha realizado un trabajo excepcional; su gestión fue muy buena no solo para Estados Unidos, sino también para todo el mundo; fue una época de paz. Tal vez su único problema radicó en sus políticas contra el COVID, pero, al menos desde mi punto de vista, es válido, buscar cuidar los empleos, la estabilidad y la economía de la gente que se veía amenazada por los largos periodos de cuarentena.
Estas elecciones serán la lucha entre una visión del mundo patriótica, de orden y estabilidad, contra una visión del mundo decadente, progresista y de recesión. Será la lucha entre un líder que puede traer la paz al mundo y acabar, de una vez por todas, con los múltiples conflictos en todo el planeta, y una vicepresidenta que, durante cuatro años, ha mostrado su incapacidad, y que, de ser electa, significaría el inicio de la tercera guerra mundial. Es una lucha entre alguien que, durante cuatro años, ha proporcionado estabilidad, crecimiento y empleo a sus ciudadanos, y alguien que, durante cuatro años, ha favorecido la inflación, el desempleo y una futura recesión, tal como alertan las bolsas mundiales.
Es fundamental para el futuro del mundo que Trump salga victorioso; vendrán tiempos mejores para todos. En una época tan confusa y caótica como la que vivimos, es necesario que regrese al poder un líder que realmente pueda mantener la paz y la estabilidad. Ya hemos experimentado el caos mundial que significó tener a Biden y Harris en la Casa Blanca.