sábado, octubre 12, 2024
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Seguridad alimentaria cada vez más lejana

Una de las banderas que con mayor propaganda levantó, hace unos veinte años, el régimen anarco-populista de Evo Morales y su aparcero, Álvaro García Linera, fue que lo primero sería garantizar la seguridad alimentaria para el pueblo boliviano. Según esa promesa, la población comería el pan de su propia agricultura y que serían eliminadas las importaciones de artículos básicos, tanto por parte del Estado como por particulares y, en especial, se lucharía contra el contrabando.
Pero tan pronto el MAS llegó a gobernar el Estado Plurinacional, en el año 2006, hizo todo lo contrario, es decir provocar la inseguridad alimentaria, de tal forma de someter a ración de pan y agua al pueblo, es decir a los sectores de menores recursos económicos. Y, enseguida, proclamar el llamado “Socialismo del Siglo XXI”, ideología que, hasta entonces, la tenía oculta bajo la manga. Para cumplir ese objetivo, los masistas, acaudillados por su jefe cocalero, en materia agraria dictaron leyes que reflejaban su pensamiento, como la de Reconducción Comunitaria de la Reforma Agraria, la misma que también fue incluida en la Constitución Política del año 2009, hoy en vigencia.
Con esa política agraria se debía conseguir la seguridad alimentaria para abonar el camino hacia el socialismo, en su forma más absurda. Después de ser aplicada durante casi veinte años por gobiernos masistas, sigue ahora en vigencia con el actual gobierno de Luis Arce y que, además, no sabe qué hacer con la crisis agraria que se ha desatado y que tiende a agravarse mucho más. Naturalmente, el masismo trata de llegar por caminos errados a la meta del “paraíso socialista”, sin tomar en cuenta lo que ocurre en Cuba y Venezuela, a donde se ha extendido como cáncer el fracasado sistema socialista.
Para culminar esa política absurda y obsoleta, el régimen arcista actual continúa con esa política sin variación, vale decir, llevándonos a un estado de pobreza nunca conocido en el país y que resulta peor que la sequía e incendios forestales juntos. Por ello es alarmante la miopía gubernamental.
Mientras tanto, millones de bolivianos que viven al margen de la politiquería, luchan cada día para conseguir recursos económicos para solventar a sus familias, a pesar de un estado de convulsión permanente, debido a la aparición, en cualquier momento de medidas de protesta social, como marchas o bloqueos de caminos. Además, suben los precios de productos de la canasta familiar y otros escasean debido a que no llegan de otros países, debido a la escasez de dólares.
En consecuencia, hoy en el país prevalecen la inseguridad alimentaria, la crisis económica y otros males.

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