miércoles, octubre 16, 2024
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Explotación de la goma boliviana

Concesión del Acre

Javier López Soria

La lucha de poder a lo largo de la frontera brasileña, dirigida impetuosamente por el colonizador español Luis Gálvez Rodríguez y de forma poco sutil por los políticos, se reavivó en julio de 1900, en el momento en que los cuerpos de los revolucionarios venían flotando tranquilamente río abajo y saliendo del territorio boliviano. Después de ganar el control de la zona, el gobierno boliviano buscaba la manera de financiar el desarrollo del territorio y ofrecía una enorme concesión de tierra en los mercados londinense y neoyorquino. El acuerdo cubría aproximadamente unas 75.000 millas cuadradas del Acre, dentro de una interpretación particular de la frontera de Bolivia y se extendía a los tramos superiores poco conocidos del río Javari.
La concesión daba derecho por cinco años de comprar tierra a una tasa nominal de cuatro centavos por acre, con derechos de navegación y minerales incluidos. La ganancia neta anual sería libre de impuestos durante sesenta años, aunque Bolivia iba a recibir 10 por ciento durante los tres años posteriores a la firma. Los concesionarios iban a ser recaudadores de alquileres y podrían llevarse hasta un 40 por ciento de las cuotas pagadas en la región; también debían mantener la ley y el orden. Esta Concesión de Acre equivalía a un Estado dentro de un Estado, y el acuerdo fue celebrado y acordado con una empresa angloestadounidense, el Sindicato Boliviano de Nueva York, registrada en Londres y Nueva York. En el sindicato figuraban miembros de la familia Vanderbilt y un primo de Theodore Roosevelt, en aquel momento presidente de los Estados Unidos. Un miembro británico del sindicato, sir Martin Conway, recibió una concesión más pequeña de 15.000 millas cuadradas en el borde de los Andes, con una exención impositiva por cincuenta años.
El efecto de la masiva participación de capitales extranjeros en el seno del Amazonas se sintió inmediatamente. Brasil cerró el Amazonas al tráfico de Acre sin reconocer la concesión. Un grupo de brasileños en el Acre reclamaba la independencia tanto del sindicato como de Bolivia. Entonces, con las opciones reduciéndose rápidamente, los dos países despacharon tropas al Acre.
Luis Galvéz Rodríguez, ibérico nacido líder, pero políticamente inepto, proclamó unilateralmente la independencia del Acre. El eslogan de “El Acre para los Acreanos” era repetido a lo largo y ancho del río y el 14 de julio de 1899, Galvéz se autoproclamó presidente de la naciente Republica del Acre. Con una banda de trabajadores de la goma, Gálvez tomó posesión del puesto de aduana e hizo su revolucionaria bandera amarilla, con una diagonal verde y una estrella roja. Adornada con el tradicional gorro de libertad, un escudo, guirnalda de laureles y la fecha “14 de julio 1899”.

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